23/04/2024
01:59 PM

Misquitos claman ayuda y la creación de fuentes de empleo

Muchas de las familias quedaron sin el sostén del hogar y apelan a la solidaridad del pueblo hondureño Los que no pescan se dedican al agro

    Puerto Lempira.

    Los familiares de los 27 pescadores que se ahogaron el miércoles en el Caribe de Honduras y de un centenar de supervivientes del naufragio de dos embarcaciones continuaron ayer enterrando a sus muertos clamando por ayuda gubernamental y privada, además de la creación de empleos en sus pueblos.

    Las víctimas de la tragedia eran oriundos de varias comunidades misquitas en el departamento de Gracias a Dios, una de las regiones más pobres de Honduras y pantanosa a la que solamente se puede llegar por vía aérea, por mar o través de ríos. La exuberante belleza natural de Gracias a Dios, también conocido como La Mosquitia, contrasta con la pobreza de sus 100,000 habitantes que viven de la pesca y una agricultura de subsistencia.

    El naufragio de los botes pesqueros Wally, en el que viajaban los 27 fallecidos, y Francely ocurrió el miércoles en la zona de Cayo Gorda, al parecer por el sobrepeso que llevaban y malas condiciones de tiempo, según versiones oficiales preliminares del director de la Marina Mercante hondureña, Juan Ramón Sierra. En el caso del Wally, habría naufragado por una fuerte ola que le dio “vuelta de campana”, indicó Sierra el viernes a los periodistas.

    LEA: Intensa búsqueda de los seis desaparecidos en naufragio de La Mosquitia

    A la deriva.

    Algunos de los occisos dejaron a sus mujeres y varios hijos, entre otros familiares que clamaban por “ayuda para La Mosquitia” para que los hombres no se vean obligados a la pesca de langosta como medio de supervivencia. Una madre clamaba por ver a su hijo en cualquier estado, pero le fue imposible; mientras que otros parientes clamaban por que continuara la búsqueda de seis pescadores desaparecidos.

    “Yo tengo seis cadáveres y un desaparecido del que todavía no tenemos noticia”, dijo otra mujer acompañada de su nuera, para la que también pedía ayuda porque queda “viuda con tres hijos”.

    “Su marido era el único sostén de la casa”, relató la misma mujer misquita, quien pedía ayuda para Gracias a Dios.

    “Le estoy pidiendo a todo el mundo que nos está escuchando una ayuda solidaria, que extienda la mano a este pueblo abandonado por muchos años, que se acuerden de este pueblo porque lo necesitamos; no hay trabajo, los varones se dedican solo a la pesca”, añadió en declaraciones al Canal 5 de Tegucigalpa.

    Muchos de los pescadores de La Mosquitia y otras comunidades de los también caribeños departamentos de Colón, Atlántida y Cortés se embarcan al iniciar la temporada a mediados de año y regresan hasta que termina, en febrero.