La educación superior no ayuda a conservar al cerebro que envejece, según un estudio

Más allá de la educación formal a una edad temprana, también está la cuestión de si implicarse en actividades mentalmente estimulantes a lo largo de la vida puede ayudar

  • 28 abr 2021

The New York Times.

Un grado universitario puede tener muchas utilidades, pero una investigación reciente sugiere que es probable que no evite que el cerebro se encoja con la edad.

A lo largo de los años, varios estudios han sugerido que la educación podría proteger a las personas de los deterioros de la memoria y el pensamiento que se relacionan con la edad. Pero esos hallazgos no probaron una relación causal.

En el nuevo estudio, los investigadores preguntaron si los niveles educativos de las personas se relacionaban con un marcador objetivo del envejecimiento cerebral: la atrofia, o adelgazamiento, del tejido cerebral.

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Según IRM del cerebro de más de 2,000 europeos, un nivel educativo más alto solo se asoció de forma 'modesta' con un mayor volumen de tejido cerebral. Y, con el tiempo, las personas con un mayor nivel educativo perdieron tejido cerebral con la misma rapidez que las que estudiaron menos años.

Los hallazgos 'sugieren que la educación no parece tener ningún impacto protector causal en la forma en que el cerebro cambia con la edad', dijo el investigador Anders Fjell, profesor de la Universidad de Oslo, en Noruega.

Pero el estudio no descarta otros beneficios de la educación para el cerebro, según Claire Sexton, directora de programas y alcance científicos de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer’s Association).

Cambios en el cerebro

Una teoría es que la educación no impide los cambios cerebrales relacionados con la edad, sino que ayuda a las personas a sobrellevarlos mejor, explicó Sexton.

Se piensa que las personas con un nivel educativo más alto tienen una mayor 'reserva cognitiva', lo que significa que pueden mantener más agudeza mental incluso mientras el tejido cerebral en sí envejece.

Sexton, que no participó en el estudio, aseguró que ofrece información importante.

Pero añadió que los hallazgos 'en realidad no ponen en duda' estudios anteriores que vinculan unos niveles educativos más altos con un riesgo más bajo de demencia.

Aparte de la teoría de la reserva cognitiva, Sexton apuntó que es posible que la educación tenga unos beneficios indirectos, hasta el grado que proteja a las personas de otros factores de riesgo de la demencia.

Por ejemplo, las afecciones que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos (como la hipertensión y la diabetes) también se vinculan con un riesgo más alto de demencia. Las personas con un nivel educativo más alto podrían tener unos ingresos más altos, unas dietas más saludables, más oportunidades para el ejercicio y una mejor salud cardiovascular, dijo Sexton.

Fjell se mostró de acuerdo en que los nuevos hallazgos 'no contradicen que la educación tenga unos efectos potencialmente positivos en el envejecimiento'.

Pero sí cuestionan la idea de que la educación podría de alguna forma ralentizar el envejecimiento cerebral, añadió su equipo.

El estudio, que se publicó en la edición en línea del 26 de abril de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, incluyó a más de 2,000 adultos europeos de 29 a 91 años. Todos se sometieron a al menos dos IRM cerebrales a lo largo de un periodo de hasta 11 años.

Como se previó, los adultos mayores tenían menos volumen de tejido cerebral que las personas más jóvenes, incluso en el hipocampo, una estructura implicada en la memoria que con frecuencia se daña en las primeras etapas de la demencia.

Pero cuando se trata del nivel educativo, hubo solo una correlación modesta con el volumen del cerebro, encontró el estudio. Y no hubo evidencias de que las personas con un mayor nivel educativo tuvieran una pérdida de volumen cerebral más lenta con el tiempo.

Más allá de la educación formal a una edad temprana, también está la cuestión de si implicarse en actividades mentalmente estimulantes a lo largo de la vida puede ayudar a ralentizar el deterioro relacionado con la edad.

Este estudio no aborda este tema, apuntó Lars Nyberg, profesor de la Universidad de Umea, en Suecia, y coinvestigador del trabajo.

Nyberg dijo que ha habido algunos 'hallazgos promisorios' sobre los efectos de la estimulación mental, pero también una falta de estudios 'longitudinales de gran tamaño', del tipo que dan seguimiento a las personas a lo largo de los años.

Para Nyberg, estos hallazgos más recientes ofrecen un mensaje más amplio.

'Todavía queda mucho por aprender sobre los factores que se han etiquetado como ’modificables’, para saber en qué enfocarnos como individuos y como sociedad', planteó.

La Asociación del Alzheimer está financiando ahora un ensayo para comprender mejor qué medidas específicas pueden ayudar a retrasar o prevenir la demencia.

El estudio evalúa si una combinación de medidas de estilo de vida puede ralentizar el deterioro mental en los adultos mayores que se cree que están en un gran riesgo. Estas medidas incluyen el ejercicio físico, un mejor control de la hipertensión y la diabetes, y las actividades de estimulación mental.