Amigdalitis, vegetaciones, frenillo lingual son algunos nombres raros que nos dejan atónitos. Todas son afecciones frecuentes en la primera infancia y, aunque no suelen revestir gravedad, se requiere cirugía para solucionarlas. Cuando el médico nos dice que va a ser necesario operar a nuestro hijo, por sencilla que sea la intervención, se nos “disparan las alarmas”. ¿No hay otra alternativa?, ¿Pueden surgir complicaciones?, ¿Qué pasa con la anestesia?, ¿Estará interno?, ¿Cómo será la recuperación?. Saber en qué consiste cada afec-ción y la forma habitual de tratarlas le ayudará a enfrentar a la intervención con menos nervios y más confianza. En todo caso, antes de operar el especialista determinará el momento idóneo en función de los riesgos, las complicaciones de cada intervención, la posible regresión espontánea en los primeros meses o años y la incidencia que pudiera tener en la evolución psicológica del niño. Éstas son las intervenciones quirúrgicas de corta estancia más habituales en los bebés:
LAGRIMAL OBSTRUIDO
Si el conducto nasolagrimal que une el ojo desde el párpado inferior hasta el puente nasal está obstruido, las lágrimas no fluyen y se acumulan en la esquina del ojo ó ruedan por las mejillas, aunque el niño no llore. Si su hijo tiene este problema será mucho más propenso a padecer conjuntivitis. Lo más probable es que se le corrija antes de los 12 meses, caso que ocurre en el 90% de los casos. De no ser así, el pediatra le enseñará a hacerle un masaje diario en el lagrimal que facilite su apertura. Si no se remedia, hay que abrir el conducto con un drenaje quirúrgico, que requiere anestesia ligera y unas gotas de antibiótico en los días posteriores.
AMIGDALITIS
Es la inflamación de las amígdalas situadas en la parte posterior de la garganta. Su extirpación se indica si provoca paradas respiratorias, apnea del sueño o si el niño tiene 4 años y padece más de seis episodios anuales de amigdalitis. La operación se realiza de forma ambulatoria, pero con anestesia general e intubación.
FRENILLO LINGUAL
Es cuando el pliegue que une la base de la boca con la lengua es demasiado corto y el pequeño tiene por ello dificultades de deglución o de habla. En lactantes, al ser el frenillo fino y poco vascularizado, la intervención se realiza en consulta y con sedación (anestesia ligera).
