Puedes ser un excelente matemático, biólogo, químico, sociólogo, pero un pésimo compañero de trabajo, pareja, hijo o hermano. Eso significa que intelectualmente eres muy inteligente, pero emocionalmente no tanto.
El psicólogo Gustavo Marín explica que la inteligencia emocional es la capacidad humana de sentir, entender, regular y modificar los estados emocionales.
Marín asegura que todas las personas son emocionalmente inteligentes, pero unas más que otras. Quienes tienen menos desarrollada esta inteligencia se caracterizan por ser intolerantes, constantemente tienen conflictos con otras personas y se resisten a los cambios.
Mientras que una persona emocionalmente inteligente actúa de forma serena ante las circunstancias difíciles, se motiva y conoce sus estados de ánimo al grado de saber modificarlos o conducirse en función de ellos. “Es tolerante, sabe reducir el conflicto y manejar el cambio. Las personas emocionalmente inteligentes tienen mayor bienestar, lo que les proporciona mejor salud física y mental”, comenta. La inteligencia emocional tiene 5 dimensiones básicas: el autoconocimiento, la regulación emocional, la automotivación y las inteligencias social y organizacional. Marín señala que ninguna persona tiene desarrolladas al 100 por ciento estas dimensiones y que alguien sea más inteligente que otro, en una u otra área, tiene que ver con la educación familiar y escolar que haya recibido.
Pero, afirma, nunca es tarde para fortalecerlas. Para ello recomienda a los individuos reflexionar sobre estas dimensiones para detectar en cuáles está fuerte y en cuáles débil. La inteligencia emocional permite escalar en las organizaciones.