Tras el anuncio y el reconocimiento oficial, primero de su hijo Alexandre, y después de su hija Jazmin Grace, ya nada impide que Alberto de Mónaco se decida de una vez a pedir la mano de su asidua acompañante Charlene Wittstock, quien tanto recuerda a la madre del príncipe.
Según la web Royalist.com, los rumores de boda se han disparado desde que se vio a Alberto en una importante joyería eligiendo anillos de compromiso.
La reciente asistencia de ambos a la prestigiosa gala del Automobile Club de Mónaco también dio mucho que hablar.
Allí coincidieron con lo más granado y con los más ricos del Principado, entre ellos con el ministro de Estado Jean-Paul Proust.
Dicha
Alberto no paró en toda la noche para presentar a Charlene a todo el mundo y la pareja también hizo un largo aparte con el arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi, lo cual puso en marcha más comentarios, pues podrían haber hablado de algún detalle de la ceremonia religiosa.
El palacio, de momento, ni afirma ni desmiente el supuesto romance entre el heredero y la nadadora, quien se puede apreciar muy feliz con su amado príncipe monaguesco.
La adolescente y el hijo de Alberto son resguardados por órdenes reales para mantenerlos alejados de la zaña con que son perseguidos por los paparazzi de las principales revistas de la prensa rosa europea.