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Hay más de 17,000 policías en las calles de Honduras frente a mortal epidemia

  • 01 abril 2020 /

“Cada vez que escucho la voz de mi niña por teléfono preguntándome cuándo llegaré a casa, mis ojos se llenan de lágrimas', dijo una oficial que permanece activa ante el coronavirus.

Tegucigalpa, Honduras.

El pueblo hondureño nunca imaginó afrontar una crisis sanitaria como la que ha propiciado el virus mejor conocido como coronavirus, el cual deja oficialmente 10 personas muertas y 172 contagiados hasta hoy miércoles.

Son más de 17,000 policías los que permanecen en las calles para frenar la propagación del coronavirus, dividiéndose en turnos y trabajando en equipo 24/7. Debido a esta emergencia nacional, el Gobierno decretó un toque de queda en todo el territorio nacional como una medida concretad contra la enfermedad.

Sin importar largas jornadas, los agentes, al igual que personas de otros oficios, se diseminado en todo el territorio nacional para cerciorarse de que los pobladores atiendan las diferentes medidas de prevención establecidas, entre ellas el toque de queda.

Los más de 17 mil agentes que conforman la institución policial han sudado el uniforme, atendiendo a quienes acuden a los diferentes supermercados, agencias bancarias y establecimientos autorizados, haciéndoles entrega de mascarillas y supervisando que se mantenga la distancia recomendada para evitar el contagio.

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Asimismo, se han creado una serie mensajes de conciencia bajo el lema: 'Si yo me protejo, protejo a los demás'. Dichas campañas han sido difundidas en los diferentes espacios informativos de la Policía Nacional, entre ellos redes sociales, programas de televisión y prensa escrita.

Durante esta titánica labor, sus máximos representantes aducen no haber dejado de lado a los más vulnerables, niños, mujeres embarazadas y personas de la tercera edad. Las imágenes que han circulado en los últimos días demuestran cómo varios agentes de policía se preocupan porque cada uno de ellos esté protegido y en muchas ocasiones con sus propias manos les han colocado la mascarilla, demostrando su vocación de servicio, pero sobre todo su amor hacia el prójimo.

Foto: La Prensa

Los agentes se han instalado en diferentes operativos a nivel nacional en medio de la epidemia.
El trabajo no termina aquí, durante esta crisis sanitaria muchas personas han quedado sin una fuente de empleo, lo que significa que el sustento no llega a sus hogares, por ello empresas socialmente responsables en coordinación con la institución policial han estrechado sus brazos de solidaridad llevándoles alimentos a los más necesitados y provocando una sonrisa de agradecimiento y esperanza en quienes reciben esta ayuda.

Seres humanos detrás de un uniforme

Todo el trabajo realizado significa un sacrificio para cada agente de policía, los cuales también son seres humanos que tienen hijos, padres, madres y hermanos, a quienes han dejado de abrazar y ver por un tiempo para dedicarse de lleno a proteger a la población entera.

La agente de policía Yoseline Bolaines es un claro ejemplo de compromiso y amor por Honduras, “cada vez que escucho la voz de mi pequeña por teléfono preguntándome cuándo llegaré a casa, mis ojos se llenan de lágrimas y no puedo evitar hablar con un tono de voz entrecortado, pero de inmediato recuerdo que como yo hay muchas otras madres en mi país que necesitan ayuda” comentó.

“Cada funcionario policial es consciente del riesgo que corre su vida durante esta emergencia al estar en la primera línea de respuesta y cada día que pasa piensan en la posibilidad de ser contagiados y no volver a ver más a su familia. Por ello, cada vez que despiertan dan gracias a Dios con un corazón lleno de fe, pidiendo su protección y volver a reunirse con sus seres amados”, agregó el comisionado Jair Meza, director de Comunicaciones Estratégicas.

Lastimosamente el mortal virus ya cobró la vida de algunos compatriotas, causando luto y dolor en Honduras, pero aún existe la posibilidad de combatirlo con el esfuerzo de todos, la solución está en nuestras manos. Los héroes no solo existen en las caricaturas, también son reales y están dispuestos a ofrendar su vida por la de otros, pero necesitan el compromiso de un pueblo unido para que juntos puedan frenar esta enfermedad.