Las empresas de Japón podrían anunciar sus mayores ganancias trimestrales de los últimos seis años, y más gastos de capital. La combinación genera esperanzas de que, en esta ocasión, la recuperación de las compañías del país será duradera.
El mercado espera que la reciente caída del yen propulse a nuevas alturas los resultados de las empresas japonesas después de años caracterizados por un ajuste de cinturón. La firma de valores Daiwa Securities calcula que a unos 100 yenes por dólar, el actual nivel del tipo de cambio, las utilidades antes de impuestos de las 200 principales compañías japonesas se dispararán 75% para alcanzar 16,09 billones de yenes (millones de millones), unos US$162.150 millones, en el año fiscal que empezó este mes.
En una señal de que corren tiempos mejores, Yaskawa Electric Corp., un proveedor de robots industriales de Toyota Motor Corp. y Nissan Motor Co., anunció la semana pasada que su ganancia neta saltaría 91% en el actual año fiscal, después de caer 19% en el último ejercicio. La empresa aumentará su gasto en 52% con el fin de reforzar su capacidad de producción. Yaskawa resaltó que sus previsiones son “conservadoras” debido a la incertidumbre económica en Estados Unidos, Europa y China.
“Hemos racionalizado tanto nuestras operaciones que el debilitamiento del yen se ha vuelto un gigantesco viento a favor”, señaló en una conferencia de prensa su vicepresidente, Toshihiro Sawa.
Se trata de un bienvenido cambio de panorama para las empresas japonesas. Los cinco años de apreciación del yen causaron estragos en los grandes exportadores del país. El impacto negativo también llegó a cientos, si no a miles, de proveedores y socios. La fortaleza de la moneda agudizó el golpe de la crisis financiera global además de las interrupciones de la cadena de suministro provocadas por el terremoto y tsunami de 2011 y la crisis europea.
La caída del yen es un regalo caído del cielo para las empresas japonesas y la economía del país al incrementar sus ganancias por exportaciones en dólares cuando se convierten a la moneda local. También ayuda a reducir los precios de los bienes fabricados en Japón y que luego son exportados. Los inversionistas ya han aplaudido los beneficios previstos para la industria automotriz, que encabezó la campaña de reducción de costos en los últimos años, y el sector de electrónicos, cuyas ganancias registran violentas oscilaciones a raíz de las tasas de cambio.
El gobierno del primer ministro Shinzo Abe, que asumió en diciembre, le ha declarado la guerra a la deflación con una enérgica política de estímulo tanto en el ámbito monetario como en el fiscal. El dólar se ha apreciado 25% frente al yen desde mediados de noviembre, cuando se decidió el ganador de las elecciones.
Las acciones de Toyota y Honda Co. han subido más de 75% y 60%, respectivamente, desde las elecciones. Los fabricantes de electrónicos también se han beneficiado. Las acciones de Sony Corp. y Panasonic Corp., por ejemplo, han subido más de 80%.
Se espera que Toyota, la mayor automotriz del mundo por ventas, anuncie resultados muy superiores a las previsiones gracias a la solidez de sus ventas en América del Norte y el debilitamiento del yen.
Christopher Richter, analista de CLSA, calcula que Toyota, que divulgará sus ganancias el 8 de mayo, excederá en 18% las proyecciones de ganancia operativa en el año fiscal que acaba de concluir y proyectó un crecimiento de 86% en el actual año fiscal.
“Lo que está ocurriendo es una corrección de un yen que era demasiado fuerte. Era increíblemente difícil cuando el yen estaba a 79 y 80” unidades por dólar, indicó el presidente ejecutivo de Honda, Takanobu Ito, ante un grupo de periodistas hace unos días. “El nivel actual del tipo de cambio es manejable. Ayuda a nuestras operaciones”.
Hiromasa Yonekura, presidente del directorio de Sumitomo Chemical Co. así como líder de Keidanren, la mayor confederación empresarial de Japón, dijo que los mejores resultados se traducirán en un mayor gasto de las empresas.
“Las compañías saben que tienen que elevar la inversión para competir a nivel global”, manifestó en una reciente conferencia de prensa. “El gasto de capital llegará. La única pregunta es cuándo”.
Pero en un signo de la realidad que afrontan las empresas japonesas después de dos décadas de postración económica, Yonekura vaticinó que lo más probable es que las firmas del país inviertan en el exterior “porque las empresas van a dónde está la demanda”.
La caída del yen “no es ninguna poción mágica”, dijo Petr Kocourek, gestor de portafolio para First State Investments, en Singapur. “Para registrar un crecimiento significativo en las ganancias y en la participación de mercado se necesitan productos que compitan para aprovechar la ventaja que proporciona el yen debilitado y la ventaja de ser un líder del mercado”.