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Una lucha por cambiar la ecuación del café

  • 26 marzo 2019 /

Fernando Morales-de la Cruz, periodista, consultor político y empresario social guatemalteco, creó hace cinco años la iniciativa global Café For Change

San Pedro Sula, Honduras.

El sufrimiento y la pobreza provocada por los embates de la roya en 2014 en cafetales del Triángulo Norte de Centroamérica sorprendió al empresario social guatemalteco Fernando Morales-de la Cruz.

“Me pareció increíble que la situación de los caficultores fuera tan frágil, a pesar de que el café que producen es la base de una muy exitosa industria global con mas de 250,000 millones de dólares en valor de consumo y que genera decenas de miles de millones de dólares en utilidades e impuestos para los países desarrollados”, comenta.

Después de estudiar durante meses cómo opera la industria mundial del café y, por otro lado, conocer a profundidad la realidad en los países caficultores decidió crear Café For Change como una iniciativa global para cambiar la ecuación del café con el objetivo de erradicar la pobreza extrema y el trabajo infantil y acelerar el desarrollo económico en todas las regiones cafetaleras.

La estrategia propone la creación e implementación de un sistema transparente de valor compartido con compensación de 10 centavos de dólar por taza.

El también consultor político y periodista asegura que “hoy los caficultores reciben menos de dos centavos por taza y subsidian las utilidades de las multinacionales con casi el triple de esa cantidad”. La problemática es vista también en cacao y té. “Por eso creé Cacao For Change y Chai For Change”, explica.

El activista destaca que Honduras es muy importante para la caficultura internacional, al ser el tercer productor de café de Latinoamérica.

Sin embargo, sostiene, el sector “está gravemente herido por el precio artificialmente bajo al que exporta el café. Los caficultores de Honduras dejan de percibir mas de 2,300 millones de dólares anuales debido al modelo de negocio de las multinacionales del café”.

Por su profesión ha tenido la oportunidad de conocer cómo funcionan los centros de poder de Washingon, Berlín, Bruselas, Nueva York, Nueva Delhi, París, Londres, Roma, Davos y Zurich.

“Aunque soy especialmente afortunado al no olvidar que mi padre nació en la Sierra de Chamá, donde se produce café y cacao y la desnutrición infantil es superior al 70% y las tasas de escolaridad garantizan la sostenibilidad de la miseria a pesar de la riqueza que generan el café y el cacao a las multinacionales”.

El especialista de 57 años reclama frenar el abuso de las multinacionales de imponerles a los caficultores un precio artificialmente bajo y propone la creación de Ocafé, una especie de Opep de países cafetaleros.