07/12/2025
03:34 PM

Ni Messi ni Maradona cambiaron el rumbo

Ni con el mejor jugador del mundo, según la Fifa, Leo Messi, y ni con un entrenador que es leyenda del fútbol, Diego Maradona, Argentina pudo torcer una historia de decadencia en el nivel de selecciones mayores.

    Ni con el mejor jugador del mundo, según la Fifa, Leo Messi, y ni con un entrenador que es leyenda del fútbol, Argentina pudo torcer una historia de decadencia en el nivel de selecciones mayores.

    “Esto es lo más duro que me tocó vivir (...). Esto es como una trompada de (el ex campeón mundial de boxeo) Muhamad Alí. No tengo fuerzas para nada”, dijo un abatido Maradona después de sufrir la humillación de un tremendo 4-0 contra Alemania.

    Maradona, una fuente inagotable de frases de sabiduría callejera del fútbol, dio en la tecla al compararlo con un golpe del más grande de los pesos pesados de todos los tiempos, porque Alemania parecía Alí y Argentina un amateur al que invitaron a subir a un ring.

    “Hay que reconocer que ellos fueron superiores y nos metieron cuatro goles. Ahora bien, ¿por qué? Y... con el diario del lunes en la mano es fácil hablar. El problema es saber de antemano cuál era la manera de ganar”, puso el dedo en la llaga el “Gringo” Gabriel Heinze, zaguero del Olympique de Marsella.

    A veces, los resultados no reflejan el desarrollo de un partido, sus ritmos, sus hegemonías internas, hay goleadas que suelen ser algo “mentirosas” porque las fuerzas se desnivelaron súbitamente o influyó el infortunio.

    Pero la impresión que daba el choque entre germanos y argentinos el sábado en el estadio Green Point de Ciudad del Cabo es que no había equivalencias, como si fuera un combate desigual entre dos púgiles de distintas categorías, un peso pesado alemán contra un wélter junior argentino.

    Saltaba a la vista el sábado en cuartos del Mundial de Sudáfrica 2010 que no había en el césped una pelea justa, porque los teutones podían filtrarse a gusto y placer en las líneas enemigas para marcar cuantas veces pudieran.

    “Me voy triste por no haber podido ayudar a Argentina como quería. Hay mucha tristeza en todos. No puedo decir mucho más”, dijo el capitán del equipo, Javier Mascherano, en una frase que en los labios de un jugador de fútbol es toda una declaración de impotencia y desazón.

    A la Argentina le pasaron por arriba con un tanque y lo extraño es que su prensa parecía alentar esperanzas y millones se ilusionaban con el deporte que los apasiona desde hace un siglo.

    Pero hace 24 años que la Albiceleste no gana una copa del mundo desde México 1986, y hace 20 años que jugó su última final, en el Mundial de Italia 1990, que perdió con Alemania 1-0 en Roma.

    La última vez que ganó una Copa América fue en la cita de Ecuador 1993, es decir hace 17 años, y obtuvo triunfos internacionales en distintos torneos, pero en la escuadra nacional de mayores no para de acumular fracasos.

    Desde 1979 ha ganado seis campeonatos mundiales juveniles Sub-20 y dos medallas de oro en Juegos Olímpicos, en Grecia 2004 y Pekín 2008, con algunas conquistas a nivel de clubes en la Copa Libertadores, Sudamericana e Intercontinental.

    Pero la última selección realmente competitiva que había logrado integrar fue la que llevó al Mundial de Estados Unidos 1994 y que se fue por la puerta de atrás cuando estalló el escándalo del doping de Maradona.

    Jamás pudo pasar la ronda de cuartos de final desde aquel entonces e incluso se fue a casa en la primera ronda del Mundial de Japón y Corea del Sur 2002.

    Se quedaron sin “showman”

    Diego Maradona volvió a morder el polvo de la derrota como entrenador al ser aplastada sin piedad su amada Argentina por el tanque germano, pero Sudáfrica 2010 lamentará haber perdido a quien maneja el show de los medios como nadie.

    Si la disyuntiva que tenía el DT en el Mundial era ganarse el cielo con la Copa o hundirse en el infierno del fracaso, luego de una eliminatoria sudamericana en la que su equipo fue un alma en pena, se merece al menos permanecer en el purgatorio. Maradona purgará sin duda sus culpas y responsabilidades.