Resarcir la desteñida reputación de la selección de Francia era la prioridad inmediata tras una Copa Mundial para el olvido, en la que la imagen de Les Bleus quedó por el piso.
El técnico Raymond Domenech y los jugadores regresaban el miércoles al país y les espera un recibimiento hostil por parte de una nación que quedó escandalizada por su conducta en Sudáfrica.
'Nos merecemos la situación en la que estamos', dijo el extremo Florent Malouda. 'Restaurar la imagen de la selección va a requerir de un enorme esfuerzo'.
Por lo pronto, Domenech ya no estará en el banquillo. Laurent Blanc, defensor del equipo que en 1998 se consagró campeón del mundo, reemplazará a Domenech y una de sus primeras tareas será reconciliarse con la afición.
'La imagen que hemos proyectado al mundo, la forma que se le ve a Francia, es un desastre', dijo Malouda. 'Como jugadores, nosotros somos los principales responsables. Llegamos con altas expectativas y ahora nos vamos sin ganar un solo partido'.
Para los jugadores, el gran culpable de la debacle es Domenech, si bien fueron ellos los que el domingo protagonizaron el boicot a un entrenamiento para enrarecer aún más el ambiente.
'Hay una causa de todo este fracaso, varias cosas van a salir a la luz', dijo el defensor Patrice Evra, a quien Domenech le quitó la cinta de capitán en el último partido de la fase de grupos. 'Si la gente prefiere no perdonar, por lo menos sabrán la verdad'.
Ya sea que la razón obedeció a que Domenech fue incapaz de poner orden, la actitud de Evra y los demás jugadores o las intromisiones de la federación francesas, las respuestas prometen ser más espectaculares.
'El fin del mundo', fue el titular exagerado del diario deportivo L'Equipe en su portada del miércoles.
Amén que Francia se fue a las primeras de cambios de una gran cita por segunda vez y sin ganar, la conducta de Domenech y la inusitada rebelión de los jugadores simplemente acentuaron los problemas de un equipo que tampoco jugaba bien.
El pasado domingo, la crisis alcanzó su punto de ebullición cuando todo el equipo se declaró en huelga para protestar la decisión de los dirigentes de expulsar al delantero Nicolas Anelka, luego que L'Equipe hizo trascender en su portada que había insultado soezmente al técnico.
La rebelión se transmitió en vivo al país, con Domenech interviniendo en un altercado entre Evra y el preparador físico. El director de selecciones dimitió en el acto, al declararse avergonzado por los hechos. Domenech tuvo que dar la cara para explicar por qué los jugadores no se entrenaron y se quedaron en el autobús.
'Ha sido un desastre total que hubiésemos tenido que comportarnos así. La verdad es que no sabíamos que íbamos a afectar a tanta gente', dijo Malouda, autor del único gol francés en el torneo, en la derrota 2-1 ante Sudáfrica el martes.
'No soy un boxeador, pero es como haber salido noqueado', añadió.
Pero no todos sus compañeros se mostraron tan dispuestos a aceptar la culpa.
'Así es el deporte, así es el fútbol. No matamos a nadie, aunque dejamos decepcionados a muchos', indicó el delantero Sidney Govou. 'Hay que poner las cosas en contexto'.