Modesto y humilde hasta la exageración, Samuel Villeda Arita fue durante la mayor parte de su vida un promotor cultural. Murió después de remontar los 81 años aquí en Tegucigalpa el 14 de septiembre pasado, causando entre sus amigos y admiradores una suerte de dolor nostálgico por el sentimiento de perder a un compatriota útil para el cual la cultura era la mejor forma de expresión.