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'El irlandés', obra maestra de Scorsese

  • 23 noviembre 2019 /

El director Martin Scorsese cuenta la misteriosa desaparición del líder sindical estadounidense Jimmy Hoffa, interpretado por Al Pacino.

    Madrid.

    La historia y el tono son crepusculares pero Martin Scorsese da una abrumadora y vigorosa lección de cine en El irlandés (The Irishman), una ambiciosa producción de Netflix que arroja luz sobre uno de los mayores misterios de la historia del crimen organizado de Estados Unidos del siglo XX.

    La película de casi tres horas y media de duración, protagonizada por Robert de Niro, Al Pacino y Joe Pesci, llega a la plataforma el 27 de noviembre.

    El propio Scorsese, en un reciente artículo para The New York Times, confesaba que él siempre piensa en la pantalla grande y que le encantaría que El irlandés pudiera verse en muchos más cines durante más tiempo, pero también asumía que solo Netflix puso sobre la mesa el dinero necesario para producirla (unos 160 millones de dólares) y que, por otro lado, las grandes salas comerciales están copadas por las sagas de Hollywood.

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    ELENCO DE LUJO

    Con guion de Steven Zaillian, El irlandés se basa en un libro publicado en 2004 por Charlie Bradnt con el título I heard you paint houses, una expresión en clave utilizada por la mafia estadounidense para referirse a los matones a sueldo.

    El protagonista es Frank Sheeran (Robert de Niro), un veterano de la Segunda Guerra Mundial y conductor de camiones que empieza a trabajar para la mafia y rápidamente se gana la confianza de la cúpula gracias a su combinación de sangre fría y talante conciliador y afable.

    A través de los ojos de Sheeran, el espectador emprende un viaje por clubes nocturnos, reservados de restaurantes, saunas, hoteles de lujo y callejones oscuros, desde Filadelfia a Florida pasando por Nueva York o Detroit, en el que contempla los entresijos del funcionamiento interno de la mafia a la vez que recibe claves históricas sobre su relación con el clan Kennedy o con la invasión de Bahía de Cochinos (Cuba).

    Son mafiosos que matan sin rubor pero también adictos al helado y padres de familia, que mantienen conversaciones íntimas entre ellos compartiendo habitación de hotel y con pijama de franela.

    La violencia, al más puro estilo Scorsese, resulta blanqueada por un justo toque de humor, que contribuye a que el espectador llegue a sentir compasión por esos personajes que no parecen poder evitar perpetuar el ciclo de la violencia.

    El irlandés es una película sobre el poder, la traición, la culpa, la fe y la familia, los temas de siempre del director neoyorquino.

    Narrada en ‘flashbacks’ desde una residencia de ancianos en la que Sheeran pasa sus últimos días, el tono crepuscular de la historia se acentúa por la edad de los actores, todos en la setentena aún cuando dan vida a los mismos personajes desde su juventud.

    No obstante, su credibilidad y la fuerza de la película contrarrestan esos inconvenientes. Pese a su larga duración, la narración mantiene el pulso de principio a fin, acelerando y ralentizando cuando resulta conveniente y desplegando un amplio abanico de recursos visuales, con planos secuencias y cenitales que harán las delicias del aficionado.

    Cuando se publicó en 2004 el libro de Brandt causó mucho revuelo porque, basándose en entrevistas con el auténtico Sheeran, contó una versión desconocida hasta entonces sobre qué ocurrió con Jimmy Hoffa (Al Pacino), un famoso sindicalista con vínculos mafiosos.

    Hoffa fue encarcelado y condenado a 13 años pero Richard Nixon lo indultó y salió en 1971 con la condición de renunciar a la presidencia del sindicato. Una vez fuera, Hoffa no se resignó y trató de recuperar el liderazgo, pero en 1975 desapareció sin dejar rastro.

    SCORSESE Y AL PACINO

    Hay gran expectativa de ver The Irishman no solo porque Scorsese regrese al mundo de los gángster y porque repita por novena vez con Robert de Niro, sino porque trabaja por primera vez con Al Pacino. Aunque parezca mentira, las carreras de Scorsese y Pacino no se habían cruzado y el resultado no podría ser más satisfactorio.

    “Es muy cómodo estar con alguien que trabaja así, tan seguro de lo que hace. Eso ayuda a crear un ambiente especial”, añade De Niro, ganador del premio Óscar por Scent of a Woman, que estuvo cerca de trabajar con Scorsese en un proyecto sobre el artista italiano Amedeo Modigliani.

    Pero esta vez sí se ha concretado la colaboración y con un enfrentamiento actoral de altura con De Niro en una historia crepuscular sobre el mundo del crimen organizado y un filme “especial” para ambos intérpretes.

    “Es especial porque Marty (Scorsese) y yo íbamos a hacer otra historia de gángsters (basada en The Winter of Frankie Machine, de Don Winslow) que discurría en la costa Oeste y era muy diferente en cuanto a tono y estilo. Era algo más romántico”, explica De Niro, que interpreta con hipnótica frialdad y contención al protagonista, Frank Sheeran, y ejerce también como productor de la cinta.

    “Marty empezó a mostrarme películas en las que pensaba como inspiración, como las de Jean Gabin o Jacques Becker. Le comenté que tenía pendiente leer el libro I heard you paint houses, de Charles Brandt, como documentación para el proyecto”, agrega el célebre actor ganador de dos Óscar, por The Godfathher: Part II y Raging Bull.

    “Cuando finalmente lo acabé, le dije a Marty: tienes que leerlo. Creo que es lo que buscamos de verdad. Y así empezó”, sostiene De Niro.

    Duelo de altura

    El resultado es descomunal: una película épica contada a través de los ojos de un veterano de la II Guerra Mundial involucrado en uno de los mayores misterios sin resolver de la sociedad estadounidense: la desaparición de Jimmy Hoffa.

    Sheeran se convierte en la mano derecha del jefe mafioso Russell Bufalino (Joe Pesci, imperial) y esa amistad sirve de motor para llevar al espectador a los pasillos ocultos de la mafia, mientras observa sus códigos internos, rivalidades y delicadas conexiones políticas.

    Una película en la que De Niro y Pacino vuelven a protagonizar un duelo de altura, comparable al de Heat (1995).

    Aseguran haber saboreado cada segundo de The Irishman, donde aparecen rejuvenecidos digitalmente gracias a la tecnología de Industrial Light & Magic, que elevó el presupuesto hasta los 160 millones de dólares. “Me gustan todas las escenas que tengo con Bob”, confiesa Pacino.

    “La más memorable diría que es la de Frank renunciando a trabajar para Hoffa. Quedó muy divertida y dice muchas cosas sobre ambos personajes. En realidad, todas lo hacen. Marty usa planos muy cerrados y cada secuencia está muy bien perfilada”, sostiene.

    En la trama confluyen constantes elemento del cine de Scorsese (sus célebres ‘travellings’, el Copacabana, la voz en off, la escena de los taxis) pero también hay espacio para rendir pleitesía al Sergio Leone de Once Upon a Time in America (la culpa como bisagra de la historia) o al Francis Ford Coppola de The Godfather.

    De hecho, en el homenaje más explícito a ese clásico, llega a sonar la banda sonora de Nino Rota. Y muchos verán, en su amargo final, ecos del epílogo de su primera parte.

    “Desde luego, es el mismo mundo visto desde ópticas diferentes. Es parte del mismo universo”, recalca.