Asunción, Paraguay.
El recorrido en catamarán desde la bahía de Asunción se ha convertido en una de las opciones turísticas más exitosas de la capital paraguaya, una travesía que ayuda a descubrir estampas insólitas de la ciudad desde las caudalosas aguas del río Paraguay.
Numerosos turistas se enfundan los chalecos salvavidas tras acceder al catamarán de dos pisos que remonta el río desde la bahía durante algo más de una hora dejando atrás la costanera de la ciudad, el portentoso Palacio de López, sede del Gobierno; o el Panteón Nacional de los Héroes.
Una perspectiva que incluye, además, la aduana, el puerto y desde la lejanía, una ciudad en la que se mezclan las viejas casonas de sus barrios con modernos edificios acristalados y el verde de los árboles que abundan en la capital.
Uno de los descubrimientos de los turistas en el ascenso a contracorriente del catamarán es la enorme cantidad de barcazas de las que dispone el país sudamericano, la tercera flota fluvial más grande del mundo.
La navegación ofrece también la oportunidad de contemplar restos de barcos mercantes semihundidos y cuyos armazones asoman parcialmente del agua, o aquellos que quedaron varados en la orilla del río cuando el nivel de este subió.
El recorrido en catamarán desde la bahía de Asunción se ha convertido en una de las opciones turísticas más exitosas de la capital paraguaya, una travesía que ayuda a descubrir estampas insólitas de la ciudad desde las caudalosas aguas del río Paraguay.
Numerosos turistas se enfundan los chalecos salvavidas tras acceder al catamarán de dos pisos que remonta el río desde la bahía durante algo más de una hora dejando atrás la costanera de la ciudad, el portentoso Palacio de López, sede del Gobierno; o el Panteón Nacional de los Héroes.
Una perspectiva que incluye, además, la aduana, el puerto y desde la lejanía, una ciudad en la que se mezclan las viejas casonas de sus barrios con modernos edificios acristalados y el verde de los árboles que abundan en la capital.
Uno de los descubrimientos de los turistas en el ascenso a contracorriente del catamarán es la enorme cantidad de barcazas de las que dispone el país sudamericano, la tercera flota fluvial más grande del mundo.
La navegación ofrece también la oportunidad de contemplar restos de barcos mercantes semihundidos y cuyos armazones asoman parcialmente del agua, o aquellos que quedaron varados en la orilla del río cuando el nivel de este subió.
