¿Por qué nunca me dices que me quieres?

La alexitimia la padecen hombres y mujeres, ellos tienen fuertes dificultades para mostrar sus emociones.

  • 21 ago 2014

Washington, Estados Unidos.


Durante los cuatro años que duró la relación entre Marta y Álvaro él no le dijo ni una sola vez un “te quiero” solemne. Si ella apretaba, él acababa admitiendo un “claro que te quiero mucho pero es que a mí no me sale decirlo”. Acabaron rompiendo. Años después, él hizo psicoterapia abocado por un estado depresivo generalizado que no amainaba.

Entre los diagnósticos con los que, distintos terapeutas le explicaron las causas de su malestar, estaba la alexitimia. Y aunque Álvaro y Marta no retomaron su relación, ambos sintieron alivio al conocer la causa de la ausencia de palabras de su historia de amor, publica El País de España.

La anterior no es una historia de nombres reales, pero sí es una historia real. En torno al 10% de la población es alexitímica y los distintos grados de afección de esta dolencia pueden determinar la vida de quienes la padecen.

Sus consecuencias empobrecen la vida de quien la padece y de quienes se relacionan con ellos dado que, a pesar de que estas personas sí tienen emociones, viven con el sufrimiento de no saber identificarlas ni delimitarlas y presentan enormes dificultades para involucrarse en relaciones interpersonales que, cuando se dan, suelen acabar en desastre por la asimetría de sus manifestaciones afectivas.

Los alexitímicos “suelen tener una imaginación limitada, una forma de pensar enfocada externamente, basándose en los hechos y detalles y son a menudo descritas por los demás como frías y distantes”.

Otros síntomas más concretos son 'la falta de disfrute y de búsqueda del placer, postura y expresiones faciales rígidas'.

Toma nota

Como es lógico, el tratamiento de este trastorno dependerá del grado de desarrollo del mismo y, una vez descubierto, lo adecuado es acudir a un experto que personalice el tratamiento. Sin embargo, hay atajos indicados para las tendencias alexitímicas y recientemente, un artículo en la revista Physcentral aportaba claves actitudinales para ayudar a las personas afectadas en grados menores con un sencillo ejercicio de seis pasos que ha de practicarse tantas veces al día como se pueda para “obligar al cerebro a llevar a cabo actividades que son nuevas”.

1. El primer paso es identificar y nombrar. Sin distracciones, se pide a la persona que, a solas, enfoque toda su atención hacia su interior.

2. La pregunta que hay que hacerse de manera constante es ¿qué estoy sintiendo en este momento?

3. En este punto, los pensamientos se amontonarán para distraerle de su objetivo. De modo que hemos de concentrarnos en volver a la pregunta ¿qué estoy sintiendo en este momento?

4. Tras los minutos iniciales de concentración se hace necesario buscar las palabras para nombrar esos sentimientos. Si no las encontramos, la clave es insistir e incluso, aseguran, hacer el ejercicio con una lista de palabras al lado que pueda ayudarnos a encontrar la más precisa.

5. Una persona alexitímica tendrá muchas resistencias en esta parte del ejercicio. Dudará y pensará que es incapaz de elegir la palabra correcta así que Physcentral recomienda ser persistente y elegir al menos una.

6. El último paso busca averiguar la causa de ese sentimiento y preguntarse ¿por qué siento “esto” en este momento? O expresado de modo más minucioso, ¿qué temo, qué gano, qué pierdo sintiéndome así?