Alto: No sea víctima de maltrato

Identifique cuándo su relación se vuelve potencialmente violenta.

Con una mirada basta para que usted deje de ponerse la ropa que tanto le gusta y le impida salir con sus amigos de toda la vida. De pronto, sin darse cuenta su círculo social se ha reducido y su autoestima es pisoteada constantemente por la persona que usted considera el amor de su vida. Estas son algunas señales de maltrato emocional.

Esta conducta, casi imperceptible por la víctima, se trata del abuso psicológico de una persona hacia otra. En las relaciones sentimentales ocurre frecuentemente y se presenta a través de la manipulación, sobreprotección, celos excesivos con el fin de convertirse en el centro de atención de la pareja. En muchos casos no necesariamente hay violencia física, pero puede convertirse en un canal para llegar a ese maltrato.

En Honduras, una de las principales denuncias en la Fiscalía de la Mujer es la violencia doméstica. En lo que va de 2013 se registran más de 300 casos por violencia intrafamiliar y continúa sumando. El agresor es una especie de vampiro emocional ya que convierte a la víctima en un dependiente, lo hace sentir deprimido y disminuye su autoestima.

“El ejercicio de la violencia es un patrón aprendido durante el proceso de la niñez, adolescencia o juventud generalmente se repite como un círculo vicioso. Cuando un niño ha vivido episodios de violencia en su familia tiene muchas probabilidades de reproducir ese ciclo en su juventud o adultez”, comenta la especialista Magaly Aguilar.

Se puede identificar cuando una persona trata de doblegar o paralizar a su pareja. Su intención, más que dañar, es dominar y someter ejerciendo el poder.
La psicóloga clínica familiar, Magdalena Turcios, asegura que es imprescindible que la víctima de abuso emocional abra los ojos: “debe conocer su situación real y salir de la negación en la que el agresor mismo le induce. Buscar apoyo en familiares o gente de confianza y tomar las riendas de su propio destino, sea con esa misma persona en equipo o sin esa influencia”.

Este tipo de violencia tiene un ciclo e inicia con situaciones que parecen insignificantes, donde el agresor acumula tensión y lo muestra con actitudes donde provoca que su pareja se sienta culpable. Luego viene la explosión donde surgen las agresiones e insultos para finalmente pasar al arrepentimiento y perdón con falsas promesas para convertir la situación en un círculo vicioso.

Jóvenes, más vulnerables

Este fenómeno ocurre progresivamente en jóvenes, donde hay un controlador y un subordinado. Debido a la gran influencia de las redes sociales y el Internet, los jóvenes son más propensos a sufrir de violencia emocional.

Según algunos expertos, las edades más comunes donde se tiende a ser víctima de este tipo de violencia son: de 14 a 18 años. En estos casos se recomienda a los padres tener una comunicación efectiva con sus hijos y buscar ayuda con programas locales donde se ofrezca consejería para encontrar la respuesta al problema. En el caso de los adultos, las expertas recomiendan elaborar un plan de seguridad, comunicarse con un consejero, médico, amigo o pariente. El primer paso para combatir este tipo de violencia es la aceptación.

“Hice una cuenta de Facebook falsa para monitorearlo”

“Yo recibí bastantes golpes de parte de mi mamá, mi crianza fue muy violenta, mi hermano y yo somos violentos. De chiquita golpeaba a mis compañeros, tenía muchos problemas de ira”, comenta nuestra entrevistada a quien llamaremos María por proteger su identidad.

Esta universitaria cuenta su historia de cómo llegó a identificar que era una agresora de su pareja en potencia. Su relación inició gracias a la tecnología hace un par de años por medio de las redes sociales, la atracción empezó rápidamente, hasta conocerse en persona y formalizarse como pareja.

Sin embargo, a pesar que los primeros meses fueron “perfectos”, María ya encontraba defectos en su novio (a quien llamaremos René) de esta forma se manifestaron celos, inseguridades y control sobre su pareja. “Muchas cosas que no me gustan de él trato de cambiarlas, pero lo hago con reclamos, a lo brusco, he llegado al punto de que solo le veo lo negativo. De esta forma, comenzaron los insultos, las frases hirientes, de esas palabras que más duelen, y más viniendo de las persona que uno ama, de esta forma se comenzó a perder el respeto”.

No obstante, las peleas se multiplicaron, María explica que no podían pasar más de tres días sin problemas, pues el resto de la semana siempre había un culpable. El círculo vicioso se volvió incotrolable y René comenzó a acumular tensión debido a los pleitos.

“La última pelea que tuvimos fue la peor, vi unas fotos en Facebook, esa página web que nos unió, ahora nos separa. Siempre ando buscando problemas en esa red, al grado que hice una cuenta de Facebook falsa para monitorearlo. Me encontré con unas fotos viejas de unas amigas de él, a quienes yo no tolero, por ser demasiado celosa. Al verlas me molesté mucho. En ese momento él estaba durmiendo y lo desperté, no me importó, le pegué en la mano y empecé a reclamar por las fotos. Recuerdo que me enojé tanto que lo golpee donde fuera en su cuerpo sin importarme hacia donde dirigía mis manos. Por primera vez, lo golpee, nunca había pasado algo así. Después de pegarle me quedó viendo en estado de shock, siguió la discusión al punto que se metieron mis suegros. Finalmente él trató de calmarme con un abrazo y aún así yo lo golpeaba, él estaba asustado, no sé que pensaba”.

María siente arrepentimiento de lo sucedido, sin embargo, sabe que el pedirle perdón a su pareja no será suficiente. Esta joven actualmente se encuentra en terapia psicológica para tratar sus problemas de ira. Esta discusión con su pareja motivó a la joven estudiante a buscar ayuda profesional y ser guiada con un experto.

“Desde que estoy en terapia, he aprendido que (la violencia física y emocional) es un patrón de crianza, bajo el ambiente conflictivo que yo me crecí y puede ser uno de los factores por los cuales yo manejo una conducta agresiva”. María desea mantener su relación con René, ella comenta: “La última plática que tuvimos yo le dije que no podía seguir así. No es tanto que le haya dolido físicamente, pienso más en el golpe emocional, yo siempre le recuerdo que lo adoro y de igual forma lo agredí. Siempre busco excusas para pelear, pareciera que fuera como una necesidad”.

Así como el testimonio de María, hay muchos casos donde se realiza violencia emocional al punto de convertirla en física. Esto se debe a los valores aprendidos en sus hogares, al ejemplo de los padres, el medio que los rodea, las presiones sociales, la desintegración familiar.

¿Cómo identificarlo?

Control excesivo de su tiempo.

Manipulación en la selección de las amistades.

Control en cuanto a forma de vestir.

Le grita en público o privado.

Le exige que le pida permiso para salir con amigos o amigas.

Le pide que haga cosas que van en contra de sus valores o forma de pensar en nombre del amor.

Revisa su celular para saber con quién habla o mensajea.

Le dice que le pertenece.

Aleja las amistades que a él o ella no le gustan.

Frases más comunes

“Sí, ya sé que te grité; pero es porque no entiendes”

“Será muy tu amigo, pero acuérdate que eres mía (o mío)”

“¿Por qué cada vez que te marco al celular no contestas? ¿Es que me estás ignorando?”.

“¡Tú siempre te la pasas con tus amigotes y yo aquí sola!”

“He conocido chavos/chavas mejores”

“‘De seguro andás con otra (o con otro)”.

“Cuidame porque si me perdés... oportunidades no me faltan”.

“Ya vas a empezar de “nena” a hacerte el mártir”.

“Sin ti, no puedo vivir”.

¿Dónde acudir?

Comvida

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comvida.sps@hotmail.com

2557-1893

Ashonplafa SPS

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2557-8005/2557-7994

P.E.A.A. Mario rivas

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Sayda Caracciolli: 9982-9126

Instituto Nacional de la Mujer

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2550-8115

Las víctimas
pueden pasar de ser personas productivas y saludables a personas con baja autoestima y en algunos casos depresivos hasta la muerte.

Tipos de violencia: Física, emocional y sexual.