La fiebre de las pulseras de goma

Las pulseras de goma son el furor entre niños y adultos. Su bajo costo y fácil elaboración son el éxito.

San Pedro Sula, Honduras.

Son la sensación en escuelas y colegios; niñas y niños las llevan en todos los colores y las elaboran en tan solo minutos.

La tendencia es tan fuerte que hasta los adultos las lucen y su demanda es tan grande que las bolsitas de gomas se venden como pan caliente en tiendas de la ciudad. Su fácil elaboración y el bajo costo de los materiales ha permitido que sean los pequeños de la casa los creadores de novedosas técnicas para diseñar una variedad de pulseras decoradas con toda clase de detalles que luego las venden a sus amigos y familiares.

Costo: Tiendas y supermercados venden las bolsas de gomitas y en cada una vienen más de 100. El costo es de L25 y L40. Cada paquete trae las gomas, la aguja de plástico muy parecida a una de crochet y los ganchos para el cierre de la pulsera.

Materiales: Una bolsa de gomas en variedad de colores, ganchitos y una aguja de plástico. Los niños usan ganchos de ropa y cubiertos para hacer otras técnicas y lograr diseños más elaborados. La elaboración es sencilla solo tiene que ir entrelazando los hules por colores y en fila y dejar volar la imaginación.

Decoradas: La facilidad para elaborarlas ha llevado a los niños a adquirir detalles decorativos para innovar en cada diseño que luego venden entre sus compañeros de escuelas o las intercambian.

Variedad: Este sencillo juguete ha permitido a los niños y adolescentes crear técnicas para diseñar pulseras más elaboradas que los adultos lucen como cualquier joya.

Más elaboradas: No es una moda solo de niñas, los niños también se han unido a esta tendencia luciendo colores combinados, tonalidades fluorescentes o en blanco y negro.

La historia

El malayo Cheon Choon Ng ha creado el juguete más deseado del momento. Las pulseras las llevan incluso las hijas del Príncipe de España. Con una inversión inicial de 10 mil dólares, ya ha facturado más de 100 millones en todo el mundo. Choon tiene 45 años y no buscaba hacerse millonario. Ni siquiera quería inventar un nuevo juguete. Simplemente quería pasar algo de tiempo con sus dos hijas preadolescentes, Michelle y Teresa, en su casa de Michigan EUA.

Allí Choon trabajaba como ingeniero jefe en el departamento de pruebas de choque de Nissan. Entonces colgó unos tutoriales en YouTube y contrató anuncios en Google. En el verano de 2012 Learning Express, una cadena de jugueterías, le compró dos docenas de bastidores que se agotaron en 24 horas. Fue el punto de inflexión. Ahora vende 500,000 unidades al mes.