Las salidas con amigos de la pareja pueden ser una tortura, o sencillamente un aburrimiento, porque de seis personas presentes a veces solo tres tienen algo que decirse. ¿Qué se debe hacer si uno no tiene ganas de compartir con los amigos del otro? ¿Aguantar o ser sincero y quedarse en casa?
“Primero hay que preguntarse qué hay detrás de esa incomodidad o ese rechazo”, aconseja Jörg Wesner, asesor de pareja en Hamburgo. Lo habitual es que haya dos opciones: una es que la persona no quiera que su pareja se vea con sus amigos. “Eso puede deberse a que uno no soporta que la pareja tenga vínculos con otras personas que no son compartidos”, opina Wesner. Y eso hay que analizarlo bien.
Por otro lado, la situación puede ser una oportunidad para confrontar a la pareja con temas como “¿qué significa la amistad?” o bien “¿por qué se siguen encontrando? ¿Quizás solo por costumbre?”.
Otra posibilidad es que no haya deseo de encontrarse con los amigos del novio o novia. “Esa falta de interés no se debe confundir con falta de interés en la pareja”, subraya Wesner.
El asesor de pareja Christian Thiel añade: “Considero totalmente normal que justamente en las constelaciones de pareja no siempre todos tengan algo que decir y que por eso no necesariamente quieran pasar tiempo juntos de manera regular”. Es algo que hay que hablar con calma con la pareja. Lo fundamental es hablar en nombre de uno mismo y no vincular el asunto nunca con una crítica al otro, subraya Thiel.
Algunas parejas creen que si no lo hacen todo juntas, fracasarán, cuando ocurre lo contrario. “Que cada uno tenga amigos por su lado es muy estabilizador para una relación”, opina Dariush Barsfeld, terapeuta de pareja y psicólogo de la comunicación. “En una relación sana cada uno debe seguir siendo un individuo con sus propios intereses y amigos”. Algo que no excluye para nada que se busquen amigos en común.“No hace falta ir a todos los eventos con la pareja y considerar obvio que se debe acompañar al novio o novia”, afirma Barsfeld. Es importante tener en cuenta la ocasión.
Lo mismo pasa con las reuniones familiares. “Decir en ese contexto que no se soporta a los padres del otro es hiriente, incluso aunque el otro piense lo mismo”, señala Barsfeld. Lo que cabe ahí es poner al mal tiempo buena cara, apoyar al otro. El propósito es que ambos estén felices. dpa