Walterio Galdámez, manos destinadas para el piano

El pianista planea grabar sus composiciones y subirlas a un sitio web que está diseñando.

Cuando egresó del instituto La Salle, el joven Walterio Galdámez Trejo pensaba estudiar ingeniería mecánica, pero en sus venas anidaba un germen más poderoso, la música.

El viernes 8 de mayo de 1964, cuando en Honduras gobernaba el general Oswaldo López Arellano, tras un golpe de estado contra Ramón Villeda Morales en 1963, en el hogar formado por Walterio Galdámez y María Trejo, llegaba el único hijo varón bautizado con el nombre de Walterio Galdámez Trejo, quien vio la luz del mundo en la clínica Bendaña.

Su bisabuelo, Manuel Galdámez, ejecutaba el acordeón como un pasatiempo para despedir la tarde en la ciudad destinada a convertirse en la capital industrial del país. Pero sería en las aulas de clase La Salle donde se gestaría la relación entre Walterio y la música, gracias a la maestra de piano Ena Rietti.

El joven, cuya familia residía en la colonia Tara, después de su graduación de secundaria viajó a Estados Unidos para estudiar inglés, luego aplicaría para cursar clases en el New England Conservatory of Music de Boston, Massachusetts. Año de 1982, época en que Honduras volvía a ser gobernada por un hombre electo por el voto popular (Roberto Suazo Córdova), Walterio comenzaba su formación académica. El joven aprobó los exámenes y cuatro años después se graduaba como Bachelor of music. Pero sus aspiraciones eran mayores y logra una beca para sacar una maestría en composición musical, en el mismo conservatorio.

“Mis padres, amigos y compañeros pensaron en que la música no era mi camino, pero al final uno no es lo que desea ser, sino lo que es. Nunca me he arrepentido y volvería a estudiar música”, dice Walterio.
Dencanso

Contrario a otros jóvenes que se quedan en el extranjero, Walterio retorna a Honduras “porque uno está arraigado a las raíces de su patria y deseaba venir a dar lo que había aprendido”.

De nuevo en su ciudad natal, y con formación académica obtenida en este conservatorio fundado en 1867, Walterio pasa a formar parte del plantel de la EMVL (Escuela de Música Victoriano López), donde imparte clases de armonía, historia y piano.

En esa época, el maestro y violinista uruguayo José Chaín ejercía su segundo periodo al frente de la Victoriano López. De sus alumnos Walterio recuerda al violinista ángel Ríos, a quien considera “un excelente músico”. Y entre sus compañeros maestros de ese momento estaba Ernesto Gamaliel Rodríguez, actual director de la escuela.

Pero Walterio no solamente ha estado en contacto con la música clásica. A principios de la década de 1990 formó parte del grupo de rock Khaos, donde era baterista. Esta agrupación fundada por Max Urzo y Hunty Gabbe es considerada por Alfonso “Fonchín” Flores como una de las “bandas más importantes de ese tiempo”.

En 1994, este músico y compositor decide fundar la Escuela Metropolitana de Música: “Habían dudas que atrasaban este proyecto, pero si uno cree en lo que tiene va a tener éxito. Uno se pregunta ‘iré a comer de esto, iré a vivir’, pero estaba convencido de lograrlo”.

Han pasado 18 años y su escuela goza de excelente reputación. Walterio sigue componiendo y compartiendo con los niños la felicidad que le ha dado la música.