No hay ninguna superheroína llamada “Mujer Llamas”, que sepamos, pero quizá exista algún día. Quizá un año de estos ella cobrará vida en la pantalla grande en una superproducción de 200 millones de dólares. Pero Greta Gerwig no la interpretaría.
“Me encantan las grandes películas de Hollywood y definitivamente disfruto ir al cine para tener esa experiencia,” afirma la actriz. “Y no es que yo nunca lo haría en mi carrera. Pero soy de las que saben cuál es su verdadera orientación, que es hacer películas extrañas, con mucho diálogo sobre las mujeres,” explica Gerwig.
“Si eso interfiere con esa idea, no quiero hacerlo. Es decir, todos entendemos el placer de la Mujer Llamas”, continúa. “Pero mi película sería sobre la Mujer Llamas en su departamento, hablando durante dos horas con su compañera de cuarto. E incluso podría ser que no la viéramos en llamas”.
Creación y trama. Difícilmente podría confundirse su última película con la Mujer Llamas. Mistress America, que tuvo un estreno limitado el 14 de agosto, ha estado recibiendo muy buenas críticas sobre Gerwig, que no solo actúa en la película sino que también escribió el libreto junto con el director Noah Baumbach, que además es su compañero fuera de la pantalla.
En Mistress America, una solitaria y confundida aspirante a escritora de primer año de universidad, llamada Tracy (Lola Kirke), tiene problemas para ajustarse a su nueva vida en Nueva York. Su madre, que está por volver a casarse, le sugiere que llame a Brooke, hija de 30 años de edad de su futuro esposo, para que la ayude a orientarse en la Gran Manzana. El problema es que, a diferencia de la puritana Tracy, Brooke es un espíritu libre, alternativamente ruda, vulnerable, deprimida, eufórica e incluso un poco loca.
En poco tiempo, Tracy se siente fuera de su elemento. Brooke tuvo un novio rico pero prefirió no casarse con él. “Si ella tuviera tan solo diez por ciento menos de integridad,” explica Gerwig, “entonces se habría casado con este tipo o con algún otro rico que no le gustara mucho. Hubiera podido establecerse a los 26 años, pero no puede hacerse eso a sí misma. Ella tiene otro sueño”, agrega.
 Greta y Jesse Eisenberg fueron una pareja americana en la cinta De Roma con amor, dirigida e interpretada por Woody Allen.
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Gerwig procuró que la película no tuviera un final sorpresivo que lo salva todo. “Por más que quería que la película fuera psicológicamente cierta y un retrato de una persona completa”, indica, “yo no quería que Mistress America protegiera a estos personajes de sus defectos fatales, aunque sí les dimos cierta elegancia para lidiar con esos defectos”.
La actriz insiste en que Brooke no está basada en ella misma. De hecho, ella fue más como Tracy en sus primeros días en Nueva York, donde asistió al Barnard College. “A Tracy la hice un poco autobiográfica”, revela. “Me fui a Nueva York para asistir a Barnard y la verdad es que no conocía a nadie en la escuela ni en la ciudad. Yo quería ser escritora como Tracy. De algún modo yo quería ser artista.Tenía esa mezcla de inseguridad y desapego con una loca confianza por debajo. Me siento agradecida, pues no siempre las cosas salen de una manera placentera cuando un fuereño se va a vivir a la ciudad”, añadió.
 Greta Gerwig se estrenará como directora (en solitario) con Lady bird, producción que se rodará a principios de 2016.
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Un pequeño papel en LOL (2006) hizo que Gerwig se interesara en la actuación. Ese interés se atizó cuando tuvo la oportunidad de trabajar con Whit Stillman en Damsels in Distress (2011) y con Woody Allen en To Rome with love (2012). Otras de sus cintas son Arthur (2011), No strings attached (2011) y The humbling (2014). Sin embargo, la película que la puso en el mapa y la convirtió en asidua de los festivales de cine fue Frances Ha (2012), la primera que hizo con Baumbach.
Interpretando a un espíritu libre, no muy diferente a Brooke en Mistress America, ella chisporrotea en la pantalla con su presencia de estrella. Al consultarle que por qué Hollywood no ha tratado de convertirla en superestrella, responde: “Para mí es algo muy fortuito encontrarme con gente que piense como yo, que no tenga que vivir el éxito de la manera convencional”.
Y agrega, suspirando: “De algún modo, las puertas que se me han cerrado han sido tan formativas como las que sí se me han abierto. Es difícil sentirme agradecida por las puertas cerradas pero, si ponemos mucha atención, estas nos dicen a dónde se supone que debemos de ir”.
