24/04/2024
12:52 PM

Un potrillo indomable, pero irresistible

El cantante mexicano Alejandro Fernández ofrecerá hoy un concierto en el estadio Chochi Sosa de Tegucigalpa.

    Es adicto a las mujeres, al tequila y a la buena música. Un sexi ranchero y un macho mexicano, que a pesar de crecer a la sombra del rey de la música ranchera brilla con luz propia. Es Alejandro Fernández, el hombre, el artista.

    Su arma secreta para seducir a las damas -su gran debilidad- es una buena comunicación que las haga sentir especial y ser franco con ellas. “Conquistaría a una chica en 10 minutos, cómo con un gran beso”, confiesa.

    Desde pequeño fue muy apegado a su madre, pero en carácter es el que más se parece a su padre Vicente Fernández, explosivo y rebelde.

    Nació un 24 de abril de 1971 en la Ciudad de México, pero lo inscribieron en Guadalajara, Jalisco. Es el hijo menor del matrimonio formado por Chente y María del Refugio Abarca.

    Contrario a la dura vida que llevó su padre -un hombre humilde que desde niño se vio obligado a trabajar hasta de albañil para ganar dinero y sobrevivir- Alejandro Fernández lo ha tenido todo: lujos, caprichos, mujeres bellas rendidas a sus pies y una carrera exitosa. Abrázame y no me digas nada, solo abrázame... y Me dediqué a perderte... son letras de sus dos canciones favoritas con las que estremece los escenarios. Este conquistador regresa hoy por tercera vez a Honduras con su Nube viajera dispuesto a enamorar al público que asista esta noche al estadio capitalino Chochi Sosa donde brindará su concierto. “Unos tamales en Honduras. ¿Bebida oficialísima en Honduras..? Chi...????” escribió ayer en Twitter El Potrillo.

    Con 30 millones de copias vendidas en el mundo, Alejandro vive con intensidad la música que solo es superada por la pasión por las mujeres. “Si las hicieran de chocolate me las comería”.

    Un trauma difícil de olvidar

    A los 5 años, en 1976, tuvo su primer enfrentamiento con el público cantando a dúo con su padre. Interpretó parte de la canción Alejandra, no duró ni un minuto en el escenario, rompió en llanto, lo venció el temor a las 10 mil personas reunidas esa noche. Desde entonces fue incapaz de hablar ante una audiencia de 15 personas, se volvió un niño más tímido.

    Aunque es un seductor en el escenario, el fantasma del pánico escénico lo persigue todavía, tiene 40 años pero esos recuerdos lo estremecen hasta las lágrimas.

    Al cumplir seis años forma parte del elenco en la película Picardía mexicana, donde recibió su primera compensación económica. Su fama aún estaba lejana, en aquella época se divertía cantando solo en reuniones familiares o con su padre, cuando lo invitaba a subir a los escenarios. La elegancia y la simpatía han sido su carta de presentación, de adolescente lucía muy formal, vestía de traje y se peinaba engomado para lucir perfecto, de vez en cuando se soltaba un rizo coqueto en la frente.

    Estudió la primaria en el Cervantes Colonia y tuvo su primera novia -América- como a los 8 o 9 años, cosas de niños. Luego se reencontró con ella en la adolescencia y estuvieron juntos. Sus años de adolescencia los pasó en el instituto Cervantes del Bosque en Jalisco.

    Su familia decide mudarse del Distrito Federal hacia Guadalajara, al rancho Los Tres Potrillos, donde Alejandro creció entre caballos de raza pura junto a sus hermanos Vicente, Gerardo y Alejandra. De su padre admira mucho su profesionalismo, “un hombre entero que sabe llevar bien su trabajo y a su familia”.

    Perseverante

    Como todo joven, Alejandro le temía al fracaso, es un Fernández y en su familia no hay quien se raje; aunque pesó más su miedo y tomó otro camino: la arquitectura. Pero como dicen, la música y la sangre llaman.

    En 1989 recibe la propuesta de su papá de grabar un dueto para un disco en homenaje a la música mexicana. No lo piensa más y cae rendido. El tema seleccionado Amor de los dos. Maravillado con el éxito del disco y extasiado con el recibimiento del público pone en balanza su verdadera pasión y deja la universidad para seguir lo que su corazón le decía: la música.

    Sus facciones empiezan a madurar y Fernández a brillar con luz propia por su buena voz y linda cara. Desde entonces la música ha sido su pasión, su vocación, un legado que ha mimado y cultivado como buen profeta de su tierra, dentro y fuera de ella. Su entrada definitiva al mercado mexicano sucede con el álbum Que seas muy feliz, seguido de una gran cantidad de éxitos que han servido para enamorar.

    Ya con sus metas claras, en 1992 se casa con América Guinart, su primer amor y nacen sus tres primeros retoños: Alejandro, el mayor, y las gemelas América y Camila, pero ocho años después su relación termina. Un trago amargo en su vida, quien a pesar de estar en un buen momento, cae en una terrible depresión, y aumenta muchas libras. No quería levantarse de su cama, lo único que lo motivaba eran sus hijos, y algunas personas a su alrededor, las que lo ayudaron a salir de esa crisis. Se casó tan enamorado que en secreto, y con el acuerdo de América, firmaron un contrato que si ella decidía rehacer su vida una vez separados, automáticamente renunciaba a la pensión de sus hijos, con eso estaba atada a él moral y económicamente.

    El Potrillo es de los hombres que no puede estar solo. La tristeza le duró poco y se consoló en los brazos de la colombiana Ximena Díaz, a quien conoció ese mismo año en un palenque, pese a que América estaba embarazada de sus gemelas. Al verla quedó flechado, la puso en hogar y producto del romance nacieron sus otros dos hijos Emiliano y Valentina, pero el amor otra vez se le fue de las manos, su relación termina en 2004 después de muchas altas y bajas. “Es excelente padre, trabajador, familiar, buen amigo, honesto, discreto, educado, guapo y sencillo. Tiene pocos defectos, pero en el amor tienes que aprender a ver si los defectos del otro son compatibles contigo o no”, dice su expareja Ximena. No pasa mucho tiempo y Alejandro Fernández rompe con los esquemas del macho mexicano. Ese mismo año sorprende a sus fans y declara que cerró la ‘maquinita’ y se hizo la vasectomía.

    “Consciente de que a este mundo deben traerse los hijos que se pueden educar y otorgarles la mejor calidad de vida y porque quiero ser un padre aún más responsable, tomé la decisión de operarme que es un método anticonceptivo”, dijo en esa ocasión Alejandro.

    Aprovechó esa intervención quirúrgica para quitarse un quiste benigno en el pecho. Llega el 2005 y para entonces ya es visto como un sex symbol, él se deja querer, suma a su vestuario mucho negro, ropa de piel ajustada con un cabello estirado o alborotado.

    Muchas canas, pero jovial en su vestir, incluso con un arete, look de una estrella segura de su atracción, Alejandro sigue arrancando suspiros, el único que le falta es el de Brooke Shields, su amor platónico.

    Le gustan las mujeres independientes, inteligentes, con una mente muy abierta, buen sentido del humor y una visión positiva de la vida. Atrevidas, con carita de inocencia y seguramente El Potrillo encontró en la modelo Ayari Anaya (26), su actual pareja, todas estas cualidades. “Yo lo hice a Alejandro para que lo gozaran las mujeres, si él está consciente, siempre y cuando se cuide y no deje hijos regados por ahí, yo siempre he dicho que mis hijos Dios me los prestó para que me digan papá, nunca nos hemos metido -ni Cuca ni yo- en la vida de ellos”, dice su padre Vicente Fernández.

    Talento nato

    Como avanza su carrera, aumenta su éxito con las chicas, eso lo hace transmitir seguridad y unirse sin remedio a los metrosexuales. “Soy de lágrima fácil y lo disfruto tanto como una buena carcajada. Llorar te limpia; es como si fuera un filtro para tu espíritu, tu alma”. Ha conquistado los escenarios de América Latina con su música y su porte varonil le valieron para ser el héroe mexicano al personificar al revolucionario Emiliano Zapata junto a Lucero y Jaime Camil. En esas escenas lució su espectacular figura donde se desnudó y no se arrepiente. Alejandro tiene un talismán para atraer amistades también y no por ser hijo de Vicente Fernández, sino por su carisma. Chayanne, Marco Antonio Solís, Jaime Camil, Joan Sebastian, Marc Anthony y Gloria Estefan forman parte de su círculo de amigos.

    “Muchas gracias por dejarme compartir con mi hermanito ‘El Potrillo’, que lo quiero tanto”, dijo Marc Anthony en Puebla, donde cantaron a dúo.

    Su carrera sigue en constante ascenso. Comienzan sus viajes al exterior. En 1994 presenta Grandes éxitos, un trabajo discográfico en el cual interpreta temas de grandes compositores como Armando Manzanero.

    Los reconocimientos no se hacen esperar; récords de ventas, semanas enteras en primer lugar de popularidad y la total aceptación de la música mexicana en las estaciones que sólo manejaban el género balada pop provoca el lanzamiento del álbum Que seas muy feliz. El tema Como quien pierde a una estrella surge como la canción del momento y se convierte en un nuevo himno ranchero. Su fama crece y con ella sus discos Muy dentro de mi corazón, consiguió un doble platino. Luego grabó el tema oficial de las Olimpiadas de Atlanta.

    Bajo la producción de Emilio Estefan Jr., lanza Me estoy enamorando, un disco con baladas románticas y canciones más cercanas al pop, sin alejarse de su esencia mexicana. Los cuatro primeros sencillos extraídos del álbum Me estoy enamorando, Si tú supieras, En el jardín (cantada a dúo con Gloria Estefan) y Yo nací para amarte fueron consecutivamente número uno en las listas de música latina de la revista Billboard.

    “Viento a favor” marca un hit en sus 15 años de carrera. Es una selección de entre 500 temas que Alejandro escogió e incluye entre ellas la balada Amor gitano que interpretó junto a Beyoncé. Con esta placa finaliza su contrato con Sony Music para sumarse a Universal. Alejandro ha conseguido transmitir, con su propio estilo, la cultura de México en el mundo entero. Con un sello decididamente charro, romántico y enamorado es un auténtico embajador de su patria. No podría ser de otra manera: el hombre lleva a México en la sangre.

    Discografía

    Álbumes de estudio

    1992: Alejandro Fernández

    1993: Piel de niña

    1994: Grandes éxitos a la manera de Alejandro Fernández

    1995: Que seas muy feliz

    1996: Muy dentro de mi corazón

    1997: Me estoy enamorando

    1999: Mi verdad

    2000: Entre tus brazos

    2001: Orígenes

    2003: Niña amada mía

    2004: Zapata: el sueño del héroe (banda sonora)

    2004: A corazón abierto

    2007: Viento a favor

    2009: Dos Mundos (Evolución)
    2009: Dos Mundos (Tradición)

    Discos EN VIVO

    1999: Christmas in Vienna VI

    2002: Un canto de México

    2003: Vicente y Alejandro Fernández (En Vivo) (Juntos por última vez)

    2005: México-Madrid: En directo y sin escalas
    2010: Dos Mundos (Revolución)

    Recopilatorios

    2007: 15 años de éxitos

    2008: De noche: clásicos a mi manera

    2009: Dos Mundos (Evolución + Tradición)

    2010: Más romántico que nunca: Sus grandes éxitos románticos
    2010: Mexicanísimo: Sus más grandes éxitos rancheros