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Hijos de Disney: matar a papá

  • 15 septiembre 2012 /

Jóvenes actores y actrices que buscan librarse de la casilla de la famosa factoría.

    Zac Efron, Vanessa Hudgens y Selena Gómez han pasado por el Festival de Cine de Venecia con un único objetivo: el de matar su imagen Disney, la que los convirtió en ídolos juveniles pero que los llevó a un encasillamiento del que huyen desesperadamente, como ya hicieron Ryan Gosling o Anne Hathaway.

    “Por supuesto, entiendo que Disney Channel te convierte en una especie de marca. Será un poco impactante para muchos de mis fans, pero será bueno para mí. Esto es crecer”, dijo la joven actriz Selena Gómez, a propósito de su personaje en Spring Breakers, que, aunque comienza como una chica de valores religiosos, acaba dándose al alcohol y las drogas en esas “vacaciones de primavera” que son la pesadilla de todo padre con hijos adolescentes.

    La cantante, sustituta natural en Disney Channel de Hannah Montana, reconvertida ahora en la más picante Miley Cyrus, tiene como compañera de correrías a Vanessa Hudgens, sin ropa de colegiala de pompones de animadora como en High School Musical, sino con un escueto bikini y cuya travesura juvenil acaba convirtiéndola en peligrosa gángster.

    “Nunca pensé que formaría parte de una película de este tipo”, ha reconocido ella misma -a su paso por Venecia- sobre este filme de Harmony Korine, especialista en retratar adolescencias poco complacientes, y quien le proporciona ahora escenas de sexo lésbico y cambia su melena morena por un rubio de precoz mujer fatal.

    Plan de escape

    Hace una semana, Zac Efron, su antigua pareja sentimental y profesional, también daba una buena tunda al sueño americano en At Any Price, de Ramin Bahrani, aunque lo hacía por la vía más reflexiva, buscando un calado dramático mayor a su carita de niño bueno.

    Este papel de joven con ambiciones de éxito atrapado en una Iowa agrícola y amoral es un nuevo paso para Efron, que ya en el pasado Cannes había “crecido” en The Paperboy, de Lee Daniels, donde había, además enseñado algo más que sus ya famosos abdominales no tan adolescentes.

    “Sé que este no es el camino fácil, pero es definitivamente el que he elegido. Películas que no me harán ganar tanto dinero, pero que me suponen un reto profesional y me abren muchos interrogantes”, dijo al presentar el filme.Teniendo en cuenta que la etiqueta de Disney persiguió de por vida a actores infantiles como Matthew Garber y Karen Dotrice (los míticos Jane y Michael Banks de Mary Poppins) o a la edulcorada Haylley Mills de Pollyana, no es extraño que Efron, Hudgens y Gómez estén tramado su plan de escape de “la maldición Disney”.

    Camino ejemplar

    Mientras Britney Spears rompió su angelical aspecto musicalmente con el vídeo subido de tono de I’m a Slave 4 U y, sobre todo, con su explosiva vida privada, llena de arrebatos violentos y excesos en alcohol y drogas (por no hablar de Lindsay Lohan), quizá el camino más ejemplar sea el de Ryan Gosling y Anne Hathaway.

    Gosling, ahora mismo ícono del cine de culto gracias a títulos como Lars y una chica de verdad o, sobre todo, Drive, dejó pasar un tiempo prudencial para que su imagen de niño prodigio cantando en el Mickey Mouse Club no pesara mucho sobre sus ambiciones más “indies”.

    Aunque siempre ha mantenido un pie en el cine más comercial, con películas como El diario de Noah o Crazy Stupid Love, Gosling ha optado al Óscar por Half Nelson, ha trabajado con George Clooney en Los idus de marzo y ha demostrado tener un espléndido olfato para elegir guiones, al tiempo de haber mantenido en su sitio el six pack. Pocos se acuerdan ya de su carrera como estrella infantil.

    Anna Hathaway, por su parte, aunque siguió en el cine de la mano de la factoría Disney con esa Princesa por sorpresa que se convirtió en un éxito más sorpresa todavía, pronto demostró que ese patito feo se convertía en cisne en El diablo viste de Prada y, sobre todo, daba la vuelta a una carrera intrascendente con Brokeback Mountain y, aún más, con La boda de Rachel, filme que la llevó a las puertas del Óscar.

    En el club de los actores

    Tampoco se le ha dado nada mal a Justin Timberlake. Tras cantar junto a Spears, Aguilera y Gosling en el Mickey Mouse Club, formó su banda N’Sync, de la que también tuvo que acabar huyendo para comenzar una exitosa carrera como cantante en solitario que, a su vez, ha abandonado para labrarse una interesante filmografía como actor, culminada con su papel en la prestigiosa La red social, donde encarnó al creador de Napster.

    Christina Aguilera, por su parte, aunque dio el salto muy rápido hacia el prestigio musical con ese chorro de voz al estilo diva del soul en los éxitos de ventas Stripped y Back to basics, sus problemas de sobrepeso la han obligado a dominar desde la butaca de jurado del programa televisivo The Voice.