18/04/2024
07:05 PM

'No hay nada mejor que la comedia”

El actor Bill Murray da vida al Presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt.

    Aunque Bill Murray se hizo famoso con las comedias de Cazafantasmas y Hechizo del tiempo, el prestigio lo ganó con la nominación al óscar por una película más inclinada al drama como Perdidos en Tokio. Y en esa misma ruta, tal vez buscando el óscar que todavía no ganó, Bill Murray vuelve a destacarse en la personificación del Presidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt con la historia poco conocida sobre una amante secreta que tenía en Hyde Park on Hudson.


    -En plena época de los estrenos del óscar, comediantes tan buenos como usted, Helen Hunt y Tom Hanks estrenan películas dramáticas ¿Qué los hizo cambiar de rubro? ¿La comedia es menos gratificante que el drama?

    - ¿Helen Hunt y Tom Hanks? Bueno, ellos necesitan trabajar, tienen que aceptar lo primero que les ofrecen (Risas). Hacen drama porque ya no pueden hacer comedia, ninguno de los dos (Más risas). Hablando en serio, no hay nada mejor que la comedia. No se ganan premios, no se gana el óscar, pero en el mundo entero, creo que la gente realmente aprecia el buen humor. Tiene mucho más valor como un efervescente en la vida. Nunca vas a escuchar a alguien diciendo “Estaba realmente enfermo y me sentí tan miserable que me puse a ver la película de Morgan Freeman Shawshank Redemption y me sentí genial” (Riendo). Todo lo contrario, dicen “Me quedé atrapado viendo una película de Chaplin y de tanto reír, decidí salí a caminar para pasear mi perro”.


    - ¿A nivel personal prefiero la comedia?

    -Odio comparar, pero yo amo las comedias. Incluso en la nueva película Hyde Park creo que ciertos toques de humor también ayudan a contar toda esta historia sobre el Presidente Roosevelt, para demostrar que a pesar de tocar temas tan profundos como una guerra, es posible mantener el buen humor. Claro que también sirve para dar un paso al siguiente momento donde podamos tratar temas más profundamente.


    - ¿Utiliza también el buen humor, detrás de las cámaras, para mantener entretenido el rodaje de una película dramática?

    - Y sí. La cámara no filma todo el tiempo y aunque a veces tengo que estar serio, soy de los que creen que el sentido del humor se puede aprovechar para mantener una mejor atmósfera en el equipo de filmación. Al menos lo intento, trato que la gente se sienta cómoda. La comodidad es la clave para cualquier éxito. No es ninguna cuestión de vida o muerte, pero todos vamos a cometer algún error. Y si el sonidista falla un par de veces, no me preocupo, simplemente tengo que equivocarme por otro par de veces, para que todos estemos más cómodos.

    El otoño recién empezaba el 21 de Septiembre de 1950, cuando en Wilmette, Illinois, nació William James Murray, como el más jovencito de cinco hijos (su hermana Nancy es monja religiosa, en la República Dominicana). Y aunque Bill ya había experimentado con actuación en la escuela, los primeros trabajos los tuvo como caddy, llevando palos de golf, muy lejos de cualquier cine. También se inscribió para estudiar medicina en el Regis College de Denver, aunque dejó los estudios cuando lo arrestaron por posesión de marihuana. Finalmente encontró su destino, reuniéndose con otros desconocidos de aquel entonces Dan Aykroyd y John Belushi, para bromear en National Lampoon Radio Hour. Y mientras conocía la fama internacional de la mano de Dan Aykroyd, con la película Cazafantasmas, en realidad aquel personaje había sido originalmente para su otro compañero, John Belushi.

    Pero Bill Murray igual terminó siendo uno de los comediantes más famosos de su generación, dándose el lujo de rechazar personajes tan famosos como aquella primera versión de Batman que después protagonizó Michael Keaton; el rol de Han Solo en Star Wars que sí aceptó Harrison Ford; el detective que finalmente interpretó Arnold Schwarzenegger en Kindergarten Cop y hasta el mismísimo personaje de Willy Wonka que Johnny Depp inmortalizó con Charlie and the Chocolate Factory. Sin manager ni publicista, también resulta bastante difícil contratar a Bill Murray. En los estudios Pixar, por ejemplo, lo querían llamar para la voz de Sulley en Monsters Inc, pero como no pudieron contactarlo, pensaron que no quería trabajar con ellos. Con Lost In Translation, Sofía Coppola había escrito el personaje pensando solamente en él, pero para encontrarlo, necesito la ayuda del padre Francis Ford Coppola que ayudó a convencerlo para el gran cambio de la comedia al drama. Y le fue bastante bien, tomando en cuenta que lo nominaron por primera vez al óscar aunque él también perdió en la traducción.


    - ¿Qué tan importante es el óscar para usted?

    - Ya viví una vez la experiencia del óscar y la nominación es agradable. Te invitan a diferentes cenas para contar algunas anécdotas, hay que vestirse de smoking un par de veces y hasta lo muestran en TV (Risas). Es genial. Se puede perder o ganar, aunque cuando se habla del óscar se supone que hay que decir que no te eligen en vez de usar la palabra perder.


    - ¿Y no es tan gracioso cuando no lo eligen?

    - Recién después de un tiempo me di cuenta que estaba OK, aunque en su momento no pensé lo mismo. Me había atrapado la posibilidad de ganar y después me dio vergüenza. Como había ganado varios premios me parecía natural ganar un óscar alguna vez (Risas). Pero cuando no gané, me pareció gracioso. Lo maravilloso es que mucha gente realmente piensa que yo gané. Y no estoy exagerando (Risas). Trato de decirles la verdad, pero lo bueno es que llama la atención y la gente va al cine. Y lo que uno quiere es que vean lo que uno hizo. Al final, me di cuenta que se pueden ganar premios, pero no es la razón por la cual trabajo.


    -¿Después de haber filmado la película Hyde Park en Inglaterra, se da cuenta la gran diferencia que existe entre Hollywood y la forma de hacer cine en el resto del mundo?

    - Es diferente. Lo mejor de trabajar en Inglaterra es que pueden construir estudios increíbles y tienen mucho material, porque todo es viejo. Tienen edificios viejos, juego de platos viejos, todo se siente viejo. Te ayuda a trabajar en ese sentido. Eso sí: No les gusta escuchar música en medio del estudio. Ahí sí que me metí en problemas. Y no es porque no les guste escuchar música, no la entienden (risas). ¿Hablamos de la comida también? Hay comida para ciertos rodajes de cine y comida para otros rodajes de cine. Ninguna es buena, pero al menos me da la oportunidad de extrañar mi casa. Lo bueno es que están más alto en el hemisferio (ríe) y realmente fue el trabajo más civilizado que experimenté.


    - ¿Quiere decir que en Hollywood no son tan civilizados?

    - Nunca antes había trabajado con un director como Roger Michell, que llegaba a trabajar cuando el sol ya había salido y paraba cuando todavía había sol a las 5.30 de la tarde. Al volver a casa, disfrutaba la hermosa puesta del sol, cada noche, me sentía vivo y presente en este planeta. En Hollywood, nos levantamos a trabajar cuando todavía no sale el sol y volvemos cuando vuelve a estar oscuro. No ves la luz del día, no la ves nunca. Y uno se siente demasiado triste porque parece que viviera en la Península Escandinava (risas).

    La película Hyde Park on Hudson muestra un lado completamente desconocido del presidente Franklin Roosevelt (Bill Murray), basándose en las verdaderas cartas que intercambió con la verdadera Daisy Suckley (Laura Linney en cine), junto con el diario íntimo que encontraron escondido en una maleta que estaba debajo de su cama, al morir. Con la fecha marcada como Junio de 1939, Franklin Delano Rooselvelt estaba por recibir a los reyes de Inglaterra (Samuel West y Olivia Colman) en la casa que él tenía en Hyde Park on Hudson, al norte de Nueva York. Era la primera vez que los reyes pisaban territorio americano y el objetivo era claro: buscar el apoyo de Estados Unidos en la inminente Segunda Guerra Mundial que estalló dos semanas después. Y en medio de aquellas relaciones internacionales donde también tomaron parte la esposa y la madre de Roosevelt, la película cuenta las intimidades de un hecho tan histórico, visto desde los ojos de la vecina y la amante del Presidente, Daisy.


    - ¿Qué piensa usted sobre la secreta amante del Presidente Roosevelt?

    - Ella probablemente haya sido la persona más discreta que él conocía en su vida. Si lees las cartas, te das cuenta que él era demasiado íntimo con ella, le contó secretos de estado. Hay toda clase de secretos de seguridad nacional en las cartas. Yo creo que él no podía hablar tan abiertamente con nadie más. Es ridículo lo que le escribía a otra gente, comparado con las cartas que intercambió con ella. Esta mujer era como una caja fuerte y nadie se enteró de todo lo que le dijo. Le podía decir absolutamente todo, sintiéndose que estaba seguro. Como Presidente, nadie puede evitar los chismes, aunque sean por razones políticas o fascinantes y ella nunca habló de este hombre, hasta que después de morir, alguien encontró las cartas debajo de su cama. Personalmente, creo que Daisy era una persona muy poderosa.


    - ¿Algún secreto suyo en la preparación especial para interpretar al Presidente Roosevelt?

    - Odio dar a luz mis secretos: no hago casi nada. Pero esta vez leí mucho y estudié el acento de aquella época. Trabajé con una persona que se especializa en sonidos y traté de comportarme tan bien como pude, porque estaba trabajando con gente de Inglaterra y parecía una verdadera prueba a mi paciencia. No fue fácil mantener mi temperamento, fue muy difícil, pero mejor dejémoslo ahí.


    - ¿Cómo logra interpretar con realismo alguien que la gente nunca vio en video? ¿Aprovechó las grabaciones de radio, para sonar como él?

    - La mayoría de las grabaciones de Roosevelt que escuché son discursos demasiado formales. Y no tuvimos ninguna escena así, las nuestras son más íntimas, conversaciones en casa. Y la voz, es diferente, mucho más calmada. Yo mismo me siento incómodo cuando veo alguien con una actitud o voz profunda de muerto, con acento diferente. Y por eso traté de evitarlo, porque también funciona con mi sistema de holgazán.


    - ¿Realmente piensa que el Presidente Roosevelt era tan gracioso como lo muestra en cine?

    - Bueno, escribieron cosas muy divertidas en el guión y con las actrices del elenco, el rodaje parecía un gallinero. Era una locura. Con la madre, la amante, la esposa y la secretaria, todas estaban atrás de él. Gracias a Dios, tenía un perro (Risas).


    - ¿Le permitieron improvisar en algunas escenas?

    - Mantener el guión tal cual como está escrito, solo se logra cuando es muy bueno. Y en este caso ni siquiera se me ocurrió cambiar nada. Solo esperaba parecerme a esta persona, si llegaba a decir algo diferente. No sentí que cambié nada, si lo hice.


    - ¿Y qué es lo que tanto lo atrapó del guión, como para aceptar la película?

    - Realmente no puedo contestar esa pregunta. No me acuerdo. Solamente me acuerdo que estaba leyendo el guión, sabiendo que me habían ofrecido interpretar esta persona tan pero tan importante, pero no recuerdo si hubo algo en el guión que me hizo aceptar la película. Sabía que era capaz de hacerlo, no puedo decirte lo que fue, pero supe que tenía que hacerla.


    - ¿No encontró ninguna cualidad en la historia que lo haya hecho pensar “Este es el rol con el que finalmente voy a ganar un óscar”?
    - Bueno, no. Sabía que era alguien que mis padres apreciaban y que mucha gente de clase media y baja adoraba. De ese mundo vengo yo. Y sabía que podía decir lo mismo que él le decía a la gente. Pero hay algo muy misterioso en el guión y lo veo ahora con la película. Está todo muy bien escrito.