La editora jefe de la revista Vogue, Anna Wintour, asumió como directora artística de la editorial estadounidense Condé Nast, propietaria de esa y otras reconocidas cabeceras como Vanity Fair o The New Yorker.
Al conocerse el nombramiento, Wintour ha dicho: “Es casi como ser como una consultoría de una sola persona”. Wintour ha aguantado el huracán de la crisis de los medios como una roca. En los últimos años, Condé Nast registró pérdidas tras sufrir un descenso en los ingresos de 500 millones de dólares.
Quizá de ahí su ascenso de ahora. “Anna ha sido una de las fuerzas motrices detrás del éxito de Condé Nast, así que es un gran privilegio ampliar su influencia más allá de la marca Vogue y hasta el resto de la organización”, anunció el consejero delegado de la empresa, Charles Townsend, en un comunicado.
Wintour mantendrá su cargo de editora jefe de Vogue y directora de Teen Vogue, pero asumirá también las riendas de este nuevo puesto.
Poder femenino
La periodista británica, que se ha convertido en un importante nombre en el mundo de la moda tras sus casi 25 años al frente de Vogue en EUA, extenderá así su influencia a las otras 17 revistas de Condé Nast.
En los últimos meses se había especulado con la posibilidad de que Wintour ocupara un puesto de embajadora de Estados Unidos en alguna capital europea como recompensa a su apoyo al presidente norteamericano Barack Obama. Este nombramiento parece descartar esta posibilidad.
Anna Wintour, satirizada en la película El diablo viste de Prada como una ejecutiva arrogante y dura pero al mismo tiempo hábil y eficiente, hace ya tiempo que está vinculada públicamente al Partido Demócrata y ya participó en 2008 en la campaña electoral de Barack Obama.
