Los Ángeles, Estados Unidos.
Han sido unos años duros para Johnny Depp. Desde su divorcio de Amber Heard, con acusaciones de maltratos que él sigue negando, el actor parece haber caído en una espiral de autodestrucción.
A nadie le pasó desapercibida su desorientación y dificultad para expresarse en la premier londinense de Asesinato en el Orient Exprés y las malas lenguas aseguran que el rodaje de la última entrega de Piratas del Caribe resultó una pesadilla por culpa de sus retrasos y su incapacidad para memorizar sus diálogos.
La última entrevista que acaba de conceder a la revista Rolling Stone no hace demasiado por contradecir esa imagen de estrella en decadencia. A lo largo de la conversación aparecen varias referencias a su consumo regular de diversas sustancias. “Te hacen divertirte con tus amigos o querer relaciones o pelear”, afirmó.
“Tom Petty y yo solíamos llamarnos y preguntarnos: ‘¿Sigues fumando?’, y él me decía: ‘Sí, sigo fumando’”, recuerda acerca del fallecido roquero.
Despilfarrador
El actor también está envuelto en una agria batalla judicial con sus antiguos contables de la sociedad The Management Group, a quienes demandó el año pasado por fraude y gestión fraudulenta de sus finanzas. Desde la firma contraatacaron alegando que era Depp quien les debía millones de dólares en concepto de honorarios profesionales, al mismo tiempo que alegaban que este había sido un cliente ‘imposible’ al ignorar sus consejos -convertidos casi en órdenes hacia el final de su relación profesional- para que moderara sus gastos. Según su versión de los hechos, la estrella despilfarraba sumas enormes cada mes en botellas de ron y vino, viajes en jet privado y, en una ocasión, en adquirir un cañón para lanzar por los aires las cenizas del periodista Hunter Thompson, amigo suyo.
Lejos de tratar de mitigar su fama de “chico malo”, Johnny Depp presume con orgullo su estilo de vida excéntrico: “Resulta insultante que digan que me gastaba 30,000 dólares en vino, pues desde luego era mucho, mucho más”, “y por cierto, disparar a Hunter al cielo no me costó tres millones, sino cinco”, agregó Depp.
El único momento en que se pone serio para defender su reputación llega ante la mención del apuntador. Aunque admite el uso del dispositivo, matiza que no lo necesitaba para que le recordaran el guion en Piratas del Caribe 5.
“Pedía que me pusieran gaitas, bebés llorando o bombas explotando, ayuda a crear una impresión de verdad. Algunos de mis grandes héroes trabajan en el cine mudo, todo lo tenían que expresar con la mirada. Y mi opinión es, si no hay verdad detrás de tu mirada, importa una mi*** lo que vayas decir”, concluyó Depp.
Han sido unos años duros para Johnny Depp. Desde su divorcio de Amber Heard, con acusaciones de maltratos que él sigue negando, el actor parece haber caído en una espiral de autodestrucción.
A nadie le pasó desapercibida su desorientación y dificultad para expresarse en la premier londinense de Asesinato en el Orient Exprés y las malas lenguas aseguran que el rodaje de la última entrega de Piratas del Caribe resultó una pesadilla por culpa de sus retrasos y su incapacidad para memorizar sus diálogos.
La última entrevista que acaba de conceder a la revista Rolling Stone no hace demasiado por contradecir esa imagen de estrella en decadencia. A lo largo de la conversación aparecen varias referencias a su consumo regular de diversas sustancias. “Te hacen divertirte con tus amigos o querer relaciones o pelear”, afirmó.
“Tom Petty y yo solíamos llamarnos y preguntarnos: ‘¿Sigues fumando?’, y él me decía: ‘Sí, sigo fumando’”, recuerda acerca del fallecido roquero.
Despilfarrador
El actor también está envuelto en una agria batalla judicial con sus antiguos contables de la sociedad The Management Group, a quienes demandó el año pasado por fraude y gestión fraudulenta de sus finanzas. Desde la firma contraatacaron alegando que era Depp quien les debía millones de dólares en concepto de honorarios profesionales, al mismo tiempo que alegaban que este había sido un cliente ‘imposible’ al ignorar sus consejos -convertidos casi en órdenes hacia el final de su relación profesional- para que moderara sus gastos. Según su versión de los hechos, la estrella despilfarraba sumas enormes cada mes en botellas de ron y vino, viajes en jet privado y, en una ocasión, en adquirir un cañón para lanzar por los aires las cenizas del periodista Hunter Thompson, amigo suyo.
Lejos de tratar de mitigar su fama de “chico malo”, Johnny Depp presume con orgullo su estilo de vida excéntrico: “Resulta insultante que digan que me gastaba 30,000 dólares en vino, pues desde luego era mucho, mucho más”, “y por cierto, disparar a Hunter al cielo no me costó tres millones, sino cinco”, agregó Depp.
El único momento en que se pone serio para defender su reputación llega ante la mención del apuntador. Aunque admite el uso del dispositivo, matiza que no lo necesitaba para que le recordaran el guion en Piratas del Caribe 5.
“Pedía que me pusieran gaitas, bebés llorando o bombas explotando, ayuda a crear una impresión de verdad. Algunos de mis grandes héroes trabajan en el cine mudo, todo lo tenían que expresar con la mirada. Y mi opinión es, si no hay verdad detrás de tu mirada, importa una mi*** lo que vayas decir”, concluyó Depp.
