Los Ángeles, Estados Unidos.
En la recta final de la década de los 90, ellos ya hablaban con soltura de diversidad sexual, discriminación, inmigración, diferencias políticas y otros tópicos poco comunes en la televisión.
Hoy, Will & Grace regresa con la promesa de elevar aquel listón y acortar brechas tras su final en 2006.
“El efecto de la comedia sin duda es la risa, pero esta serie siempre tuvo sus bases en la libertad de expresión. Es un show que continúa haciendo eco y ha marcado distintas generaciones, por eso era necesario traerlo de vuelta hoy más que nunca”, dijo Eric McCormack, quien interpreta al abogado Will Truman.
La comedia volverá a la pequeña pantalla con diez nuevos episodios.
“Lo que hicimos era osado, fresco y provocador. Eso nos hacía felices. Decíamos las cosas que la sociedad vivía, en una forma que pocas veces se escucha”, añadió Debra Messing (la diseñadora Grace Adler).
Regresan para sacudir
Un reencuentro así en la actualidad era crucial, coincidieron Messing, McCormack y sus compañeros, Megan Mullally y Sean Hayes, pues esta comedia representa más que escapismo y refleja a la sociedad.
“Si no hubiera sido por el debate entre Donal Trump y Hillary Clinton (el sketch sobre ello fue visto por más de siete millones de televidentes), nada de esto se hubiera concretado. Fue a raíz del sketch que hicimos en el 2016 que vimos seriamente la posibilidad de volver, pero queríamos hacerlo siendo esencial para la sociedad y mantener el impacto a través de la risa”, indicó Messing.
Con ocho temporadas y 188 capítulos emitidos entre 1998 y 2006, “Will & Grace” tuvo casi 200 invitados.
“Poner bajo los reflectores lo que pasa hoy en día en nuestra sociedad es importante para todos aquí, pues bajo la sombrilla de lo que es relevante, este proyecto tiene un gran peso”.
También fue igual de importante reunir a toda la producción, por lo que lograron tener a los mismos diseñadores, decoradores, staff, peinadores y maquillistas con los que trabajaron hace más de una década.
Y respecto al set, no les costó trabajo recrear el apartamento de Will, pues este nunca fue desmontado. Luego del final, en 2006, el productor Max Mutchnick lo donó para exhibición al Emerson College, en LA.
En aquel episodio de cierre, transmitido hace 11 años, todos tuvieron un final feliz con esposos e hijos, algo que será ignorado en el regreso de Will & Grace a la televisión.
“Esto nos retó en un sentido narrativo, pues no podíamos pretender que nunca sucedió. Lo que define este show es la dinámica de estos cuatro personajes sin familia ni prioridades en sus vidas más que ellos. “Por eso, darle continuidad al final tal como lo dejamos, cambiaba la esencia, así que decidimos pasarlo por alto y verlo como una utopía, una proyección de su futuro”, señaló David Kohan, cocreador del show.
En la recta final de la década de los 90, ellos ya hablaban con soltura de diversidad sexual, discriminación, inmigración, diferencias políticas y otros tópicos poco comunes en la televisión.
Hoy, Will & Grace regresa con la promesa de elevar aquel listón y acortar brechas tras su final en 2006.
“El efecto de la comedia sin duda es la risa, pero esta serie siempre tuvo sus bases en la libertad de expresión. Es un show que continúa haciendo eco y ha marcado distintas generaciones, por eso era necesario traerlo de vuelta hoy más que nunca”, dijo Eric McCormack, quien interpreta al abogado Will Truman.
“Lo que hicimos era osado, fresco y provocador. Eso nos hacía felices. Decíamos las cosas que la sociedad vivía, en una forma que pocas veces se escucha”, añadió Debra Messing (la diseñadora Grace Adler).
Regresan para sacudir
Un reencuentro así en la actualidad era crucial, coincidieron Messing, McCormack y sus compañeros, Megan Mullally y Sean Hayes, pues esta comedia representa más que escapismo y refleja a la sociedad.
“Si no hubiera sido por el debate entre Donal Trump y Hillary Clinton (el sketch sobre ello fue visto por más de siete millones de televidentes), nada de esto se hubiera concretado. Fue a raíz del sketch que hicimos en el 2016 que vimos seriamente la posibilidad de volver, pero queríamos hacerlo siendo esencial para la sociedad y mantener el impacto a través de la risa”, indicó Messing.
“Poner bajo los reflectores lo que pasa hoy en día en nuestra sociedad es importante para todos aquí, pues bajo la sombrilla de lo que es relevante, este proyecto tiene un gran peso”.
También fue igual de importante reunir a toda la producción, por lo que lograron tener a los mismos diseñadores, decoradores, staff, peinadores y maquillistas con los que trabajaron hace más de una década.
Y respecto al set, no les costó trabajo recrear el apartamento de Will, pues este nunca fue desmontado. Luego del final, en 2006, el productor Max Mutchnick lo donó para exhibición al Emerson College, en LA.
En aquel episodio de cierre, transmitido hace 11 años, todos tuvieron un final feliz con esposos e hijos, algo que será ignorado en el regreso de Will & Grace a la televisión.
“Esto nos retó en un sentido narrativo, pues no podíamos pretender que nunca sucedió. Lo que define este show es la dinámica de estos cuatro personajes sin familia ni prioridades en sus vidas más que ellos. “Por eso, darle continuidad al final tal como lo dejamos, cambiaba la esencia, así que decidimos pasarlo por alto y verlo como una utopía, una proyección de su futuro”, señaló David Kohan, cocreador del show.
