Nueva York, Estados Unidos.
Más de una estrella se ha pronunciado sobre que la industria del cine está obsesionada con el aspecto físico de sus actrices, aunque pocas han dado tantos detalles como ha hecho ahora Gemma Arterton.
La británica, conocida por su actuación en El príncipe de Persia, Furia de titanes o su breve papel de chica Bond en Quantum of Solace, tiene a sus espaldas un respetable currículum teatral y televisivo en su país natal, pero nunca ha terminado de establecerse en la meca del cine, quizá debido a sus malas experiencias.
“Hubo una película que hice para la que fuimos a rodar a Marruecos. Llevábamos allí un par de semanas y, de repente, dijeron: ‘Necesitamos un entrenador personal’. Y trajeron a alguien en avión, de la noche a la mañana, alguien que dejó todo de lado para dedicarse a estar conmigo todo el tiempo y entrenarme. Ya sabes, no puedes evitar pensar: ‘¿Tan malo es como para considerarlo una emergencia?’. A ver, es como si tuvieran al entrenador en marcación rápida, para decir: ‘Que venga aquí ahora mismo’. En aquel momento fue algo traumático”, ha recordado la intérprete en una entrevista al podcast The Guilty Feminist.
De mal en peor
La humillación para la intérprete no acabó ahí, ya que en varias ocasiones la obligaron a grabar sus sesiones de entrenamiento para asegurarse de que no se saltaba ninguna. “Me medían y llamaban al entrenador a cualquier hora, a las nueve de la noche, y le preguntaban si estaba en el gimnasio, y si no estaba allí, le preguntaban por qué. Y entonces me llevaban a entrenar y me grababan, y así sabían que había estado en el gimnasio”, ha asegurado.
La joven de 31 años agregó que en otra ocasión uno de los productores se atrevió a criticar su elección de comida, dando a entender que debía cuidarse. “Un día elegí unos melocotones como aperitivos durante el rodaje y un productor obeso y enorme me espetó: ‘Espero de verdad que no te vayas a comer eso’. ¡Eran melocotones secos, por favor!”, declaró con molestia.
Más de una estrella se ha pronunciado sobre que la industria del cine está obsesionada con el aspecto físico de sus actrices, aunque pocas han dado tantos detalles como ha hecho ahora Gemma Arterton.
La británica, conocida por su actuación en El príncipe de Persia, Furia de titanes o su breve papel de chica Bond en Quantum of Solace, tiene a sus espaldas un respetable currículum teatral y televisivo en su país natal, pero nunca ha terminado de establecerse en la meca del cine, quizá debido a sus malas experiencias.
“Hubo una película que hice para la que fuimos a rodar a Marruecos. Llevábamos allí un par de semanas y, de repente, dijeron: ‘Necesitamos un entrenador personal’. Y trajeron a alguien en avión, de la noche a la mañana, alguien que dejó todo de lado para dedicarse a estar conmigo todo el tiempo y entrenarme. Ya sabes, no puedes evitar pensar: ‘¿Tan malo es como para considerarlo una emergencia?’. A ver, es como si tuvieran al entrenador en marcación rápida, para decir: ‘Que venga aquí ahora mismo’. En aquel momento fue algo traumático”, ha recordado la intérprete en una entrevista al podcast The Guilty Feminist.
De mal en peor
La humillación para la intérprete no acabó ahí, ya que en varias ocasiones la obligaron a grabar sus sesiones de entrenamiento para asegurarse de que no se saltaba ninguna. “Me medían y llamaban al entrenador a cualquier hora, a las nueve de la noche, y le preguntaban si estaba en el gimnasio, y si no estaba allí, le preguntaban por qué. Y entonces me llevaban a entrenar y me grababan, y así sabían que había estado en el gimnasio”, ha asegurado.
La joven de 31 años agregó que en otra ocasión uno de los productores se atrevió a criticar su elección de comida, dando a entender que debía cuidarse. “Un día elegí unos melocotones como aperitivos durante el rodaje y un productor obeso y enorme me espetó: ‘Espero de verdad que no te vayas a comer eso’. ¡Eran melocotones secos, por favor!”, declaró con molestia.