En los últimos meses he tenido la oportunidad de visitar con alguna frecuencia el centro, sur y occidente de Honduras. Y en cada uno de mis viajes, se volvió inevitable encontrarme con aquellas menudas, pero fuertes figuras femeninas ataviadas con trajes sencillos de muchos colores y llamativos pañuelos protegiéndoles sus curtidas cabelleras.
No tardé en comenzar a fotografiarlas; a veces en la Esperanza, Intibucá o en Gracias, Lempira. A veces en Marcala, La Paz o La Arada, Valle. Y aunque podrán vivir separadas por cientos de kilómetros, las mujeres lencas se reconocen a la distancia.
¿Quiénes son los lencas? La mejor descripción que tengo de ellos me viene de la notable investigadora Anne Chapmann: “a la llegada de los españoles, los lencas estaban distribuidos en distintos grupos, constituyendo una considerable población: Care, Cerquín, Potón y Lenca; eran poblaciones que, si bien es cierto estaban aisladas por grandes distancias, se mantenían unidas por lazos culturales y una historia común”.
Un mundo de historia
Aparentemente, el pueblo Care se encontraba asentado en los departamentos de Intibucá, La Paz, el norte de Lempira y el sur de Santa Bárbara.
El pueblo de Cerquín vivía distribuido en el centro y sur de Lempira y el sur de Intibucá.
omayagua, al oriente de La Paz y en el centro y sur de Francisco Morazán (muy posiblemente, en los alrededores y cercanías de lo que más tarde se convertiría en la capital del país).
A pesar de compartir una historia y una lengua común, los cuatro pueblos mantenían constantes conflictos y existen registros de ellos realizados por los españoles al momento de la Conquista.
Sin embargo, el cacique Lempira logró solventar estas diferencias para presentar un frente unido ante los conquistadores. La rebelión del Señor de las Sierra logró en su momento, reunir a lo mejor de lo mejor del pueblo lenca.
En la actualidad, según algunos informes del Instituto Hondureño de Antropología e Historia que leí hace un tiempo, el pueblo lenca se encuentra distribuido en más de 600 aldeas, la mayoría de ellas en los departamentos de Intibucá y Lempira.
En menor número, se les encuentra también en los departamentos de Valle, Comayagua, La Paz, Santa Bárbara y Francisco Morazán.
Gracias a mis viajes, descubrí que la mayoría de estos asentamientos se encuentran en las alturas de las montañas. Viajar por Yarula, Celaque o Intibucá es encontrar las raíces de un pueblo que fue la base del mestizaje en Honduras. Un mestizaje lleno de color que no me canso de fotografiar.
