14/04/2024
09:36 PM

Cuentos y Leyendas: En busca de las tinieblas

Disfruta de una nueva historia llena de misterio.

    Los enamorados frustrados suelen caminar en busca de las tinieblas para conseguir los favores de un hombre o de una mujer, compran amuletos, oraciones, brebajes, spray y todo lo que les facilite la atracción de la persona amada. De estas cosas se aprovechan los farsantes que alquilan un espacio en cualquier radioemisora y se presentan como profesoras, maestros y escogidos. Leen el horóscopo que ellos mismos inventan, sugestionan a los oyentes de tal manera que muchos caen en sus trampas y les dan el poco dinero que ganan. Carlos estaba obsesionado con una mujer casada.

    En más de una ocasión la había enamorado, pero ella siempre lo rechazaba. —Soy una mujer casada. Respéteme porque ni sabe en qué problema se va a meter con mi esposo. él es un hombre muy delicado y si se da cuenta de que usted me molesta, quién sabe. él, como todo hombre tunante, le contestaba con bromas. —Eso de que sea casada no me importa. De todos modos no soy celoso. Pero aquella obsesión lo estaba matando. —Esa mujer tiene que ser mía, nunca se me ha escapado una mujer aquí en Comayagua —decía.Carlos comenzó a investigar si había alguien capaz de hacerle una brujería a la mujer que tanto anhelaba. Anduvo por el mercado y encontró a una señora que vendía amuletos y todas esas cosas que utilizaban los curanderos y brujos. Ella le dio una información. —Mire, don Carlos, aquí vienen muchas personas que se dedican a esas cosas. Me han contado que el mejor es un señor que vive cerca de Marcala, por aquí tengo el nombre apuntado, se lo voy a pasar a este papelito por si le interesa. Carlos le dio las gracias a la vendedora y pensó: —Angelita no se me va a escapar. Si ese brujo es bueno, la voy a ver rendida a mis pies.Un fin de semana partió a Marcala en busca del famoso señor.

    En una pequeña aldea detuvo su vehículo para preguntar dónde vivía el hombre que buscaba. —Allí no entra el carro, señor. Tiene que irse a pie. Siga este camino. Va a encontrar una casa de material. Ahí es. No hay pérdida porque es la única casa que existe en esa zona. Carlos le dio las gracias a su informante, dejó el carro estacionado junto a una vivienda y emprendió el camino en busca del hombre que supuestamente le ayudaría a conquistar el corazón de Angelita. Regresó el mismo día a Comayagua. Llevaba unos polvos supuestamente mágicos para conquistar a la mujer de sus sueños.

    Un día, cuando ella salía de un establecimiento comercial, él se le acercó sigilosamente por la espalda y le regó los polvos.

    Sin que ella se diera cuenta se quedó escondido en una esquina. Solo era cuestión de esperar. A los siete días, según las instrucciones del brujo, la mujer caería fácilmente en sus redes.

    Solo era de hablarle. Como conocía los lugares que frecuentaba Angelita, salió de su casa a buscarla. Estaba seguro de que todo marcharía bien, según lo aseguró el brujo de Marcala. Primero fue al mercado y anduvo preguntando si había llegado o si la habían visto. Nadie le dio información, a pesar de que ese era el lugar que visitaba primero. —¿Dónde se habrá metido Angelita? Je, je. A estas alturas debe estar muriéndose por verme. A lo mejor es ella la que me anda buscando por otro lado. Fue a buscarla a una tienda, luego por los alrededores del mercado. Sabía dónde vivía ella, pero le tenía miedo al esposo; se decía que era un hombre muy agresivo. Toda la mañana buscó a la bella Angelita con resultados negativos. Se trasladó al parque y se sentó en una banca.

    Escuchó las campanas que invitaban al rezo, miró para todos lados con la esperanza de ver a la mujer de la que estaba perdidamente enamorado. Estuvo platicando con varios amigos que llegaron al parque y cuando cayó la tarde todos se despidieron. —Este fue un día malo para mí porque no pude ver a Angelita. A lo mejor no está en la ciudad. Ya veremos mañana. Con esos pensamientos regresó a su casa y se puso a leer un libro. Eran las 10:00 pm cuando le pareció escuchar unos pasos afuera. Se quedó en suspenso esperando que tocaran la puerta, pero no sucedió nada, de manera que siguió leyendo su libro.

    A las 11:30 pm escuchó de nuevo los pasos y los toques de la puerta. Preguntó quién era y nadie le contestó, así que decidió abrir la puerta. Ahí estaba Angelita vestida de blanco y con una corona de flores en la cabeza.—Ayer me enterraron, Carlos. Me dio un ataque al corazón, pero como querías verme aquí estoy. Ja, ja. Cuentan que Carlos estuvo en tratamiento psiquiátrico hasta que volvió a la normalidad. Aquella fue una macabra experiencia que jamás olvidó. Les decía a sus amigos y a los extraños que nunca anduvieran en busca de las tinieblas para conquistar el corazón de una mujer.