19/04/2024
12:12 PM

La Liberación

En el aire venía un ángel con una espada de oro cabalgando en un caballo blanco.

    Había comenzado el culto religioso en un barrio de Tegucigalpa; el pastor evangélico predicaba con su Biblia en la mano sobre las enseñanzas de Pablo, antes llamado Saulo de Tarso, personaje que según las Sagradas Escrituras se encargaba de perseguir y de ajusticiar a los cristianos.

    “¿Por qué me persigues Pablo?”, dijo el pastor, y continuó: “era la voz de Jesucristo, fue entonces que aquel hombre malvado se cayó de su caballo y al ver una luz resplandeciente más fuerte que el sol... quedó ciego”.

    El Líder religioso siguió explicando detalladamente cómo aquel perseguidor de cristianos se había convertido en un fiel testigo de la vida de Jesucristo. “Esta noche”, dijo, “una persona será liberada, no sé quién es pero el Espíritu Santo sí lo sabe, quiero que oremos antes de que se produzca la liberación para que los demonios que están en el cuerpo de una persona se vayan de su vida para siempre”.

    Siguió el curso del culto, luego el predicador fue colocando su mano derecha sobre la cabeza de cada persona hasta que llegó a una de ellas.

    La persona señalada se desplomó al suelo, siendo asistida por dos personas más que previamente se habían colocado en su espalda.

    Antes de producirse el desplome el pastor había dicho: “En el nombre de Jesús ordeno a los demonios que han invadido el cuerpo de esta joven para que lo abandonen y no sigan atormentándola”. Lo dijo repetidas veces hablando en una lengua extraña. La persona que estaba en el suelo comenzó a gritar desesperada. “¿Cómo te llamas?”, dijo el pastor, “en el nombre de Dios dinos tu nombre”.

    La persona gritaba con fuerzas hasta que finalmente dijo un nombre: “Me llamo Raiza”. Los ahí presentes se estremecieron, el pastor de origen misquito conocido como el hermano Hemus, le habló al demonio con mucha fuerza: “¡En el nombre de Jesús te ordeno que abandones este cuerpo y que el arcángel de Jehová te mande al lugar que perteneces!” La joven siguió agitándose en el suelo hasta que finalmente lanzó un profundo suspiro y quedo quieta, dormida, en su rostro se reflejaba una gran tranquilidad, una paz que quizás no sentía desde hacía mucho tiempo.

    Al fin el demonio había dejado su cuerpo, una de las allí presentes dijo: “Vi que en el aire venía un ángel con una espada de oro cabalgando en un caballo blanco, él se encargó de echar fuera a ese y a otros demonios que se habían posesionado de esta muchacha”.

    El culto terminó dándole gracias al Altísimo por haber liberado de los demonios a aquella inocente alma, oraron y todos se despidieron con un fraternal abrazo.

    Pero sucedió algo que pudo evitarse con la explicación de las personas entendidas presentes en el culto: cuando se procede a una liberación de ese tipo las personas que se encuentran alrededor deben cerrar sus ojos, de lo contrario los demonios lo único que hacen es salir de su cuerpo para introducirse en otro específicamente en alguien que tenga sus ojos abiertos.

    Aconteció que hubo otra persona que sintió que algo estremeció su cuerpo y no dijo nada.

    Pasaron los días y el carácter de esa persona comenzó a cambiar, se volvió histérica de repente, regañona, lloraba con facilidad y no tenía deseos de asistir a ninguna iglesia. Por fortuna, meses después el mismo pastor llegó al pueblo donde vivía esa persona y después de los cánticos de alabanza, vino la prédica, luego la bendición, y de inmediato se detectó la presencia de demonios en la humanidad de quien había mantenido abiertos sus ojos en la liberación anterior.

    Esta vez sí se hizo la advertencia respectiva y se ordenó que todos los niños salieran de una improvisada iglesia para evitar males mayores.

    La lucha fue menos, los demonios salieron al solamente pronunciar el nombre de Jesucristo.
    Abandonaron el cuerpo y regresaron a su lugar de origen. Al pastor no se le había dicho nada de lo que había sucedido, pero una mano divina lo guio para aquella nueva liberación.

    Han pasado muchos meses y se ha descubierto que está proliferando el culto a Satanás a través de muchas trampas que pone, tales como la lectura de las cartas, el horóscopo, el consultar adivinos, el colocar herraduras o amuletos con ajos y estampas religiosas detrás de las puertas, leer oraciones para encantamientos, el uso de perfumes para la buena fortuna, buena suerte, quita calzón, mano poderosa etc.

    Con ese imán Satanás atrae a muchos que se autodenominan cristianos y que en realidad estaban bajo el dominio del innombrable.

    Es por eso que en los cultos religiosos de las iglesias católicas y evangélicas se ven casos de liberación. Se trata de personas que de una u otra manera se involucran en cosas de la oscuridad.

    Una famosa vidente dijo que cada vez que una persona va a que le lean las cartas abre las puertas a una dimensión desconocida y los demonios penetran a su cuerpo, desde ese instante solo problemas encuentra en su vida.

    Algunas apariciones de fantasmas en casas y pasajes oscuros supuestamente pertenecen a hombres y mujeres que en vez de adorar al Dios verdadero adoraron al rey de las tinieblas.