18/04/2024
07:35 PM

'En las concesiones hay que buscar eficiencia y velocidad”

Honduras tiene las condiciones para aplicar este modelo y dar un salto de calidad.

El crecimiento económico de Perú lo ha catapultado a niveles envidiables en Latinoamérica. Su capital, Lima, es ahora una moderna urbe rodeada por el hub portuario más importante del Pacífico; sus ciudadanos cuentan ahora con una facilidad de comunicación impresionante que va desde teléfonos celulares hasta un moderno sistema de trenes y un metro que se estrenará próximamente.

Esa experiencia es la que comparte el exfuncionario de ese país Enrique Cornejo Ramírez, quien considera que Honduras puede aprovechar esa experiencia respaldado en el éxito que han tenido las alianzas público privadas en esa tierra andina.
-¿Cuál ha sido la experiencia peruana en el tema de los asocios público-privados?

En los años 90, Perú inició un cambio de políticas que se centraban más en el Estado, con mucha intervención, mucho subsidio, a políticas que, sin dejar de tener el Estado un papel importante, el sector privado comenzó a tener una participación más activa en tareas que antes se asignaban al Estado.

A partir del año 94 se empezó a generar un proceso en todos los sectores y en estos 20 años de experiencia tenemos inversiones comprometidas en alrededor de 25 mil millones de dólares.

Producto de esto, en los últimos 12 años Perú viene con un proceso de crecimiento sostenido que nunca hemos tenido antes.
-¿Cómo se da el paso para borrar el estigma de la privatización en este tipo de proyectos?

Esa palabra es una palabra que no se debe decir, y es que cuando comenzó el proceso se denominó como el proceso de privatización y la gente entendió que lo que era suyo, porque entendían que el Estado era suyo, se le estaba dando al sector privado y pensaban que eso iba desde una falta de responsabilidad hasta una ilegalidad, pasando por una traición a la Patria y corrupción.

Al principio sufrimos mucho porque no supimos explicar, y además hicimos unas privatizaciones malas. Después, el proceso fue madurando y se creó una institucionalidad que empezó a generar una opinión seria con respecto al proceso.

Después de revisar el nivel Honduras vemos que les llevamos unos 12 años de adelanto; la mala noticia es que están atrasados, la buena es que hay mucha experiencia de por medio que pueden aprender y utilizar sin utilizar los elementos en los que nos equivocamos y aprovechar en los que acertamos, obviamente, poniéndole su propia ‘personalidad’ al tema.

Hoy en día ya no se usa la palabra privatización, porque esa es la transferencia del activo para otorgárselo a un privado, y las concesiones son exactamente lo contrario, son procesos mediante los cuales el Estado mantiene durante toda la vida la propiedad.

En Honduras, Coalianza está redactando las cláusulas de tal forma que el privado está temporalmente a cargo de la gestión de la infraestructura, de su construcción, mantenimiento o gestión, pero el proceso mismo no implica que la propiedad pase a manos del concesionario.
-¿Se dan las condiciones en Honduras para generar este modelo de inversión a través de las concesiones?

En una escala de 1 y 10, Honduras está entre 1 y 1.5. Ustedes ya hicieron lo más difícil, que es decidir que van a ir por esa vía, pero me parece que falta mucha información y hay varias ideas que se repiten por desconocer en qué consisten estos procesos.

La primera pregunta que hay que hacer es qué necesita Honduras, ustedes ya tienen sus planes de desarrollo, entonces, lo que hay que hacer es ejecutarlos.

La segunda pregunta es si el Estado puede hacer esa tarea, primero en números. Por ejemplo, con el presupuesto que se le da a Soptravi, el Estado demoraría casi 80 años en construir y reparar las carreteras, entonces hay que preguntarse si se tiene la capacidad de hacer ese trabajo.
-¿Cuáles son los sectores que un país como Honduras debe priorizar para tener concesiones?

Aquí no hay un recuento del déficit de infraestructura que existe. El problema con la infraestructura es que quienes más sufren con la falta de ella son los más pobres, por lo tanto, lo primero que hay que poner en debate es que la infraestructura es buena para todos, pero principalmente para los que menos tienen. O sea que hay que hacerlo rápido.

-¿En términos de inversión, qué ha representado este modelo de concesiones?

Pongo un ejemplo. El Puerto El Callao, que es el principal puerto por donde pasa el 80% de la carga, en el año 2005 con el Estado tenía cerca de un millón de TEU anuales; hoy día, con Dubái Ports y ATM tiene 2 millones y medio de TEU, solamente porque mejoró la gestión. En menos de tres años casi duplicó los números y ahora apunta a ser el hub principal en la costa Pacífico sur.

-¿En términos porcentuales?

El PIB de Perú es de 200 mil millones de dólares anuales, la inversión comprometida de los concesionarios ahorita es de 25 mil millones de dólares, ya estamos en un nivel que supera el 10% del PIB en lo que significa inversión, ni hablar de lo que significa en empleo generado o en el adelanto en el tiempo que tiene el país.

Los políticos tienen que aprender que estas cosas no se pueden dejar para después, hay que hacerlas ahora, no por buenas, sino por convenientes. Pero esto requiere transparencia, pero también hay que buscar eficiencia y velocidad, porque si las cosas no se hacen bien y rápido, no sirven.

-¿Cómo se traducen estos beneficios a la población?

Se traduce en agricultores cuyo terreno valía uno y ahora vale 10, porque la carretera al principio la veían como amenaza y ahora lo ven como el instrumento que les sirve para promover su producto.

-¿Qué les diría a los empresarios nacionales que puedan sentir que las concesiones invaden sus áreas de inversión?

Es normal que se vean amenazados, pero tienen que entender que en la medida que estos grandes proyectos se vayan abriendo, el desarrollo abrirá nuevas oportunidades para que ellos participen y crezcan.