París, Francia
La semana de la alta costura de París fue grandiosa. Lujo, brillo, fastuosidad, arte y un sin fin de detalles dignos de las divas. Fue un culto a la exclusividad.
Karl Lagerfeld de la mano de Chanel ha acaparado las miradas y ha conseguido ser la favorita por sus diseños. Modelos con cabello punk lucieron faldas de alta cintura, tejidos transparentes y brillantes combinados con nada más y nada menos que zapatillas.
Ecléctica, así se define la colección que Frank Sorbier ha presentado. Las modelos mostraron vestidos inspirados en los folklores más dispares, desde las mantillas y volantes de raíces españolas, a detalles étnicos, tejidos y volúmenes del altiplano andino, estampados psicodélicos que nos hacen volver la vista a los años 70 o siluetas tipo “lady” de las damas más chic de la Costa Azul.
Más talento
Versace exhibe drapeados; fueron otra de las constantes de estos diseños para la próxima primavera-verano, en contraposición con los también presentes bordados geométricos, que estructuraron la silueta.
Las pieles de visón cortos y estolas gigantes de zorro en una colección que incorporó hombreras en pico a las americanas, en un homenaje al estilo de Grace Jones.
Giambattista Valli expresó su gusto por los jardines y la naturaleza, por ello predominó en sus diseños pedrería con forma de flor en distintos colores.
Vionnet con diseños de estilo industrial que no miraban demasiado a la ropa que diseñaba Vionnet, donde Hussein ha querido poner mucha modernidad. Vestidos rectos y vaporosos que gracias a la seda y la gasa aportaban mucho movimiento.
Jean Paul Gaultier dio rienda suelta a la fantasía y la imaginación para una colección que transformó a la mujer en mariposa y viceversa. Con Valentino, la alta costura cobra todo su sentido. Fueron necesarias “1.500 horas de taller” para realizar un tapado decorado con vegetales y animales, precisa una nota entregada a los invitados. Y 550 horas para colocar plumas en otro modelo.