La natación permite retrasar el envejecimiento, ya que aumenta la capacidad motriz y mejora la memoria, pues requiere concentración y coordinación para practicarla.
Combate el estrés, puesto que ayuda a mantener relajado el organismo. Mejora la calidad de vida, la salud física y hace que nos sintamos más seguros y que nuestra autoestima aumente a niveles óptimos.
También permite un mejor estado de alerta, con un mayor equilibrio. Ayuda a quemar más calorías, por lo que evita el sobrepeso y la obesidad.
Al nadar, los músculos trabajan cinco a seis veces más, por lo que aumenta el funcionamiento del metabolismo.
Incrementa la masa muscular y a la vez tonifica. Hace que se alarguen los músculos y mejora considerablemente la silueta.
Con una hora de ejercicio quema hasta 600 calorías. El cuerpo se hace más resistente y aumenta el grosor de los huesos.
Durante la natación se ejercitan las articulaciones, aumenta la flexibilidad y mejora el rango de movimiento, por lo cual se adquiere mayor movilidad y elasticidad, así como el aumento de la eficacia de las articulaciones debido a que mejora la lubricación interna.
Cuando se nada a estilo libre se mantiene la respiración y se produce una deuda de oxígeno que motiva al organismo a aumentar la densidad de los glóbulos rojos de la sangre y la capacidad de estos para transportar el oxígeno.
Mejora el funcionamiento del corazón, respiración, incrementa la flexibilidad de la columna y elimina los dolores en esa zona.
Mejora el funcionamiento de la circulación sanguínea, ya que al nadar se activa la sangre.