En la actualidad, la mayoría de la población desconoce y por lo tanto no aprecia la importancia del sueño. No obstante, el sueño ocupa la tercera parte de nuestras vidas.
El sueño se compone de varias etapas; cuando estas etapas se cumplen adecuadamente le dan al cuerpo una capacidad de restauración celular y eficiencia cerebral.
Un sueño saludable tiene un ritmo diario, sincronizado con la luz y la oscuridad que nos brinda el planeta. Cuando llega el anochecer y nuestros ojos dejan de percibir luz, la glándula pineal en el cerebro secreta una hormona llamada melatonina, que nos provoca sueño.
Por otro lado, la luz matutina nos ayuda a sincronizar nuestro reloj interno con la hora del día y nos mantiene alertas.
Por esta razón, especialmente en estas circunstancias de cuarentena y aislamiento, es importante mantener nuestro entorno oscuro dos horas antes de dormir, evitando luz brillante o aparatos con pantallas luminosas, mientras que en la mañana es importante abrir nuestras cortinas y permitir que entre la mayor luz posible.
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Dormir en mala calidad y cantidad puede hacernos mas vulnerables al enfrentar enfermedades infecciosas, además de elevar el riesgo de que se compliquen.
Aunque nuestra manera de vivir ha cambiado, esta contingencia también nos brinda una oportunidad de hacer cambios a nuestro estilo de vida. Ser consistentes con nuestros horarios de dormir y despertar e implementar buenos hábitos e higiene del sueño nos llevarán a tener un sueño óptimo y fortalecer nuestro sistema inmune.
No olvidemos que es preciso dormir bien para vivir mejor.