Los distintos tipos de tés y sus propiedades

La variedad de tés pueden ayudar a nuestro cuerpo.

  • 18 jun 2020

SAN PEDRO SULA.

Todos los tés que encontramos en el mercado provienen de la misma planta: Camellia sinensis. La clasificación entre los distintos tipos se basa en su proceso de elaboración (principalmente del grado de fermentación/oxidación). Estos son algunos de los más consumidos.

El té matcha

Foto: La Prensa

Procede de las hojas de la planta que se disuelve en el agua caliente y que se consume junto con ésta, a diferencia de la típica infusión de té donde se usan hojas y fragmentos del tallo que luego se descartan tras la infusión.

Como explica la nutricionista, el hecho de que su consumo sea completo, es decir, no se desecha la hoja una vez infusionada, hace que su aporte de antioxidantes sea mayor que en el té normal.

Aunque, como apunta, “la cantidad que se ingiere no es mayor de 1 o 2 gramos, por lo que el impacto es considerablemente menor que si se comen otros alimentos vegetales como las frutas, verduras u hortalizas, donde el aporte de antioxidantes será mayor”.

El verde

Foto: La Prensa

Es una variedad que se caracteriza por proceder exclusivamente de las primeras hojas del brote de la planta del té, que son secadas y picadas sin que haya fermentación.

González señala que entre sus múltiples beneficios se encuentra la capacidad de contribuir a la pérdida de peso, tanto en forma de infusión como en suplemento. Esto se debe a su contenido en cafeína, así como a los compuestos con capacidad antioxidante como las catequinas.

Aunque advierte que varios estudios de calidad ponen en evidencia que su ingesta o la de sus extractos ejerza efectos significativos en adultos con sobrepeso u obesidad.

“Se observa un pequeño efecto sobre la disminución del porcentaje de masa grasa, pero no es clínicamente relevante“, aclara.

El té negro y el rojo

El té negro se elabora con las hojas frescas de la planta, que tras oxidarse cambian su color verde por un tono marrón oscuro, aunque no pierde su sabor ni su aroma con el tiempo. Es el té con más cafeína de todos.

Por su parte, el té rojo es originario de la provincia china de Yunnan, y durante mucho tiempo se le conocía como el té de los emperadores, por ser de su uso exclusivo.

“Es inusual en China y, al contrario que otros tés que suelen tomarse frescos tras su recolección, el proceso de fermentación en barricas de bambú es muy largo, pudiendo oscilar entre los 2 y 60 años. El té rojo se adquiere en bolas compactas que se desmoronan antes de su preparación, que resulta en una infusión de color cobrizo”, explica.

El resto de tés
El blanco son los brotes de la planta aún sin abrir, de ahí su delicado aroma y sabor, que se secan a baja temperatura a la luz solar, sin permitir que se oxiden.

El aroma del amarillo se confunde a veces con el del té negro, pero su sabor sigue siendo similar al del té blanco y el verde.

Y el azul no tiene el aroma dulce y rosáceo del té negro ni las fuertes notas herbales que caracterizan al té verde.

¿Cafeína o teína?
Los tés, al igual que el café, aunque en menor proporción, contienen cafeína. La teína es el término coloquial con el que se nombra en el caso del té, como si fuese una sustancia diferente, pero la cantidad de cafeína que contienen ambos, depende de muchos factores como el agua, la presión, la temperatura o el tiempo de contacto, entre otros.

“Cuando preparamos un té, la cafeína se extrae rápidamente en agua caliente. Si lo tenemos más tiempo, siguen saliendo otros componentes como los polifenoles. Estas sustancias son las que confieren al té el color y la astringencia”, apunta.

Cuanto más tiempo en contacto con el agua, obtendremos un té con más color y más astringencia. Esos polifenoles son los mismos que encontramos en el vino negro y en el sabor áspero de la fruta verde.

“Son los denominados taninos, y tienen el efecto de retener sustancias a su paso por el tracto digestivo, lo que puede retardar o disminuir la absorción de cafeína. También tiene efectos irritantes de la mucosa gástrica. Los taninos son sustancias antioxidantes y están en mayor proporción que en el café. Esto incide en que cuando nos tomamos un té, la cafeína que absorbemos sea menor que la de un café”, añade.