Sepa qué observar si sospecha que su hijo menor de edad podría estar deprimido.
'En los niños y adolescentes que están deprimidos, quizá note que hay una mayor irritabilidad y una pérdida de interés, en lugar de solo tristeza o un estado de ánimo deprimido', dijo Kimberly Burkhart, psicóloga pediátrica en el Centro Médico de los Hospitales Universitarios de Cleveland.
Esté alerta a las 11 señales de alarma reveladoras, aconseja:
Incluyen cambios en los hábitos de sueño, como dormir demasiado poco, demasiado tiempo o hacer largas siestas.
Evitar o no disfrutar de las actividades que antes le gustaban
Retraerse de la familia y amigos
Tener problemas para pensar o concentrarse, y un empeoramiento del rendimiento escolar.
Otras señales de alarma incluyen los cambios en el apetito, la pérdida o el aumento de peso
La fatiga o la pérdida de energía
La pérdida de seguridad en sí mismo o de autoestima
Sentimientos de inutilidad o desesperanza; provocarse daños a sí mismo, y tener pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
Aproximadamente el 5% de los niños y adolescentes de Estados Unidos sufren de depresión, según la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente (American Academy of Child and Adolescent Psychiatry).
Las causas pueden ser factores externos, como el estrés, el acoso o un evento traumático, o la depresión o la ansiedad podrían ser afecciones típicas de su familia, según Burkhart.
Hay disponibles varias opciones de tratamiento, incluyendo algunas que no requieren de medicamentos.
'Uno de los tratamientos más efectivos para gestionar la depresión en los niños y adolescentes es la terapia cognitivo-conductual, que observa las relaciones entre los pensamientos, los sentimientos y la conducta', dijo Burkhart.
Otros métodos incluyen el ejercicio y la activación conductual, en la que la implicación de un paciente en actividades positivas va aumentando gradualmente.
Si la depresión moderada o severa persiste, un médico podría recomendar un antidepresivo, añadió Burkhart.
