El embarazo aumenta el riesgo de ACV en mujeres más jóvenes

Según el estudio, las embarazadas que tendían a tener factores de como hipertensión y diabetes

Estados Unidos

El embarazo podría aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) en las mujeres más jóvenes, en comparación con sus pares no embarazadas, sugiere un estudio reciente.

Aunque el riesgo general en las mujeres más jóvenes es muy bajo, parece aumentar durante y después del embarazo, según los autores del estudio.

No está claro por qué el riesgo parece existir, aunque los investigadores señalaron que la preeclampsia (una presión arterial peligrosamente alta durante el embarazo) podría tener un rol.

'Deberíamos tener cuidado de no interpretar de más estos resultados', dijo la autora del estudio, la doctora Eliza Miller, neuróloga vascular del Hospital Presbiteriano de Nueva York/Centro Médico de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

Aun así, 'uno de cada cinco ACV en las mujeres menores de 35 años en nuestro estudio se relacionaba con el embarazo, mientras que en el grupo de a partir de 35 años de edad era más bien uno de cada cien', comentó.

¿Cómo parecen afectar el embarazo y sus secuelas al riesgo de ACV de las mujeres?

'Sabemos a partir de estudios que el embarazo, sobre todo el tercer trimestre y el periodo postparto, es un momento de mayor riesgo de ACV para las mujeres en edad fértil', dijo Miller. 'Sigue siendo un evento raro, más o menos de 34 por cada 100,000 partos'.

'Pero para ponerlo en perspectiva, es más de cuatro veces más alto que la incidencia de cáncer cervical, otra terrible enfermedad que afecta a las mujeres en este grupo de edad', añadió.

Según Miller, hay muchas preguntas sin respuesta que evitan que los médicos comprendan quién tiene el mayor riesgo.

'No tenemos buenas formas de predecir quién podría sufrir [un ACV]', pero hay evidencias de que la cantidad de ACV está en aumento, advirtió.

En el nuevo estudio, los investigadores observaron estadísticas de mujeres que sufrieron ACV y ataques similares en el estado de Nueva York entre 2003 y 2012. Encontraron más de 19,000 casos de chicas y mujeres de 12 a 55 años hospitalizadas por ACV, incluyendo casi 800 que ocurrieron durante el embarazo o en un plazo de seis semanas del parto.

La incidencia general de ACV asociado con el embarazo fue más alta en las mujeres mayores, con unos 47 por cada 100,000 partos en el grupo de más edad [de 45 a 55], frente a 14 por cada 100,000 partos en el grupo más joven [de 12 a 24], dijo Miller.

Pero el análisis estadístico mostró que cuando esas mujeres se compararon con sus pares de la misma edad que no estaban embarazadas 'el embarazo aumentó el riesgo de accidente cerebrovascular de forma significativa en las mujeres menores de 35, pero no pareció aumentar el riesgo de ACV en las mujeres mayores de 35. En el grupo más joven, de 12 a 24 años, el embarazo se asoció con un riesgo de ACV de más del doble. Y en el grupo de 25 a 34, el embarazo se asoció con un aumento de un 60% en el riesgo de ACV. En las mujeres de a partir de 35 años, el embarazo no pareció aumentar el riesgo de ACV', señaló Miller.

¿Podrían las mujeres embarazadas más jóvenes sufrir más ACV que sus pares no embarazadas porque tienen un riesgo más alto debido a una peor salud? Las cifras sugieren algo distinto.

'Las mujeres que tuvieron ACV relacionados con el embarazo tendían a tener menos factores de riesgo de ACV tradicionales, como hipertensión y diabetes, en comparación con las mujeres de la misma edad con ACV no relacionados con el embarazo', explicó Miller.

Miller comentó que la buena noticia es que los ACV siguen siendo poco frecuentes, incluso entre las mujeres embarazadas.

Según Miller, 51 mujeres murieron de ACV relacionados con el embarazo, entre 3.8 millones de partos.

¿Por qué podría el embarazo aumentar el riesgo de ACV?

'El embarazo conduce a un aumento en la tendencia de que la sangre se coagule de forma que, cuando una mujer da a luz, no se desangre hasta morir', explicó la Dra. Cheryl Bushnell, directora del Centro de ACV Bautista de la Universidad de Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte.

'Parece que el riesgo más significativo de ACV generalmente ocurre durante el parto o inmediatamente después, debido a los cambios en el flujo sanguíneo al pasar de estar embarazada al estado posterior al embarazo, además del aumento en la tendencia de coágulos de sangre', dijo Bushnell.

Miller, la autora del estudio, dijo que los niveles hormonales también cambian en relación con el parto, aumentando los riesgos de algunos tipos de ACV. Y la preeclampsia, que provoca una presión arterial peligrosamente alta en alrededor de uno de cada 20 embarazos, aumenta el riesgo, apuntó.

'Alrededor de un tercio de las mujeres en nuestro estudio que sufrieron ACV relacionados con el embarazo tuvieron preeclampsia', señaló.

No está claro por qué las mujeres mayores podrían tener un riesgo más bajo, pero Miller sugirió que quizá estuvieran más sanas en general que las mujeres no embarazadas de su edad que sufrieron un ACV. 'Pero eso en realidad no explica por qué el embarazo duplicaría el riesgo de ACV en las mujeres jóvenes', indicó.

¿Qué deben hacer las mujeres?

'Es justo decirle a una mujer sana que esté pensando en quedar embarazada a los 40 y que se preocupa por el ACV que es probable que su riesgo de ACV no sea distinto independientemente de si está embarazada', planteó Miller.

'Y creo que los médicos deben ser conscientes de que las mujeres muy jóvenes podrían tener un riesgo más alto, sobre todo si sufren de preeclampsia, y quizá se les deba vigilar un poco más en las semanas siguientes después de dar a luz', comentó.

Bushnell aconsejó a las mujeres embarazadas y a las personas que estén con ellas, incluso los niños, que comprendan las señales y los síntomas del ACV, y que llamen al 911 si los observan.

'Los síntomas del ACV pueden incluir que un lado de la cara se caiga, debilidad o entumecimiento de un brazo o una pierna, dificultades para hablar, o el peor dolor de cabeza de su vida', enumeró.

El estudio aparece en la edición del 24 de octubre de la revista JAMA Neurology.