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Un paseo por el Buenos Aires del tranvía

  • 13 diciembre 2016 /

En Buenos Aires, Argentina, sobrevive gracias al circuito histórico-turístico que recorre el corazón del barrio porteño de Caballito y que promueve la Asociación de Amigos del Tranvía.

Buenos Aires, Argentina.

Caminar por las calles del barrio porteño de Caballito, centro geográfico de Buenos Aires, Argentina, es cada fin de semana sinónimo de tranvía gracias a la iniciativa de una entidad sin ánimo de lucro que lucha por preservar este transporte de época.

La idea surgió de “cuatro locos” enamorados de los tranvías que querían “reivindicar este vehículo como uno de los mejores sistemas de transporte urbano” de su época y reclamar el lugar que le corresponde en la historia, explicó el director de la Asociación Amigos del Tranvía, Aquilino González Podestá.

Este legendario medio de traslado de pasajeros que hoy pervive en ciudades como Lisboa o San Francisco lucha por seguir teniendo su espacio en el asfalto frente a la vorágine de la era moderna donde el subterráneo, los coches y autobuses le han ido ganando terreno.

Foto: La Prensa


Circuito histórico-turístico
En Buenos Aires sobrevive gracias al circuito histórico-turístico que recorre el corazón del barrio porteño de Caballito y que promueve la Asociación de Amigos del Tranvía.

Fue un trabajo arduo, “una odisea”, relata el cofundador de esta asociación que acaba de cumplir 40 años, ya que se vieron obligados a comprar todos los coches fuera del país, porque en la Argentina de 1976, recién iniciada la última dictadura militar, “no quedaba nada”.

El primero lo compraron en Oporto y detrás vendrían donaciones, colaboraciones y auspicios que les han permitido sumar una quincena de vehículos que, con mucho mimo, se han dedicado a restaurar para deleite de unas 350 personas por jornada.

“Ya pasamos el millón y medio de pasajeros desde que empezamos”, detalla un orgulloso González Podestá quien, además, hace cada fin de semana de conductor del tranvía y posa sonriente para los cientos de flashes que aprovechan para fotografiar la curiosa estampa en las calles de Buenos Aires.

La entidad ha logrado que estos vehículos históricos puedan seguir rodando por los dos kilómetros de vía habilitados para este paseo por la que constituyó una de las líneas de tranvía a caballo más larga del mundo, con 870 kilómetros de recorrido sólo dentro de la Capital Federal argentina.

Durante la experiencia no faltan detalles como el boleto original del viaje que entregan a cada pasajero o el sonido de las campanillas de época que marcaban la salida del tranvía.