El que no avanza, retrocede, enseña una antigua sentencia popular. Y es una verdad tan contundente como un puñetazo en la cara. Si no vamos hacia adelante, si nos quedamos estacionados, la vida
Escribía un autor que al corazón había que mantenerlo bajo siete cerrojos. Y no era esa una invitación a la indiferencia o la insensibilidad, pero sí a poner nuestro mundo afectivo, en particular