San Pedro Sula, Honduras.
El ultraje sexual de dos colegialas que ocurrió ayer puso en alerta a la Policía porque podría tratarse de violadores en serie que operan en barrios céntricos de la ciudad.
Las acciones de los delincuentes salieron ayer a luz después de que las dos estudiantes de un colegio sampedrano denunciaran en la primera estación de la Policía que fueron violadas por dos individuos que andaban en un turismo blanco.
Las perjudicadas relataron que salieron a las 2:00 pm de sus clases y se dirigieron a sus casas. Manifestaron que cinco cuadras antes de llegar a sus viviendas, un individuo con una pistola en la mano se bajó de un turismo blanco.
Dijeron que el tipo las encañonó y las metió al automotor. Dentro del carro, las obligaron a bajar la cabeza y les tiraron unas toallas que les cubrían la cabeza y el rostro y luego les pusieron cinta adhesiva en los ojos.
Después de andarlas en el carro unos 20 minutos, las metieron supuestamente a una casa donde las ultrajaron. Luego las sacaron del sitio, siempre vendadas, las llevaron en el carro y las dejaron en el barrio Morazán. El que las encañonó es de mediana estatura, achinado, de tez blanca y cejas encrespadas.
El ultraje sexual de dos colegialas que ocurrió ayer puso en alerta a la Policía porque podría tratarse de violadores en serie que operan en barrios céntricos de la ciudad.
Las acciones de los delincuentes salieron ayer a luz después de que las dos estudiantes de un colegio sampedrano denunciaran en la primera estación de la Policía que fueron violadas por dos individuos que andaban en un turismo blanco.
Las perjudicadas relataron que salieron a las 2:00 pm de sus clases y se dirigieron a sus casas. Manifestaron que cinco cuadras antes de llegar a sus viviendas, un individuo con una pistola en la mano se bajó de un turismo blanco.
Dijeron que el tipo las encañonó y las metió al automotor. Dentro del carro, las obligaron a bajar la cabeza y les tiraron unas toallas que les cubrían la cabeza y el rostro y luego les pusieron cinta adhesiva en los ojos.
Después de andarlas en el carro unos 20 minutos, las metieron supuestamente a una casa donde las ultrajaron. Luego las sacaron del sitio, siempre vendadas, las llevaron en el carro y las dejaron en el barrio Morazán. El que las encañonó es de mediana estatura, achinado, de tez blanca y cejas encrespadas.
