17/04/2024
09:39 PM

Por encargo habrían matado a agente Cobra, según la Policía de Honduras

Jairo Asdrúbal Meza deja una esposa y dos hijos de siete años y 15 meses de edad.

Tegucigalpa, Honduras.

En un ataúd regresó a su casa en la aldea Palo Real, Sabanagrande, Francisco Morazán, el agente Cobra, Jairo Asdrúbal Meza Corea (31), quien fue asesinado dentro de un bus el pasado domingo.

Meza Corea se dirigía a su casa donde le esperaban su esposa y sus dos hijos de siete años y 15 meses de edad respectivamente, a quien tenía 22 días sin ver.

“Los planes eran que él estaría ocho días con nosotros, me había dicho que íbamos a ir a comprar leche para el niño y toda la provisión para la casa”, relata Mayra Flores (26), esposa del infortunado agente, a quien le avisaron de su muerte por medio de una llamada por celular.

“Nuestro niño mayor lo estaba esperando para ir a jugar fútbol al campo. Cuando me avisaron yo salí como loca, pero logré llegar hasta Tegucigalpa para reclamar su cuerpo”, expresó la viuda entre lágrimas.

El cuerpo sin vida de Meza Corea fue llevado al Escuadrón de los Cobras, en donde sus jefes resaltaron su dedicación de brindar seguridad a la población. Personal del despacho de Reynaldo Sánchez, secretario de la Presidencia, a cuyo equipo de seguridad pertenecía el agente Cobra, le informaron a la viuda que el Estado le garantizaba la educación de sus dos niños.

El cadáver de Meza Corea fue conducido a bordo de una patrulla hacia su lugar natal. Alumbrándose con focos de mano, un grupo de ocho agentes cargó el ataúd durante 40 minutos, en un sendero cuesta arriba, hasta llegar a la última casa de la aldea Palo Real, en el municipio de Sabanagrande.

Padre ejemplar

Mayra relató que sus hijos eran el mayor tesoro que cuidaba Jairo, “eran su vida, soñaba verlos convertidos en profesionales. Los adoraba”.

Entre lágrimas y con la mirada puesta en el ataúd de su esposo comentó que tenían “planes de ampliar la casita; “él me decía, vamos a arreglar bien aquí para que los niños vivan mejor”, mencionó.

Mayra recuerda a Jairo como un hombre dedicado a su trabajo y la familia, responsable y cariñoso. Mayra reconoció que será difícil seguir adelante con sus hijos sin el apoyo del abnegado hombre que la violencia le arrebató.

Sin embargo, dijo tener la fortaleza que su esposo le heredó y el positivismo con que él siempre miraba cada situación.