18/04/2024
10:16 PM

Honduras: Detenido cómplice de adolescente que mató a su madre

Enid Marlem Rodríguez Canales fue atacada por la enfurecida jovencita, quien también hirió a su primo de 13 años.

Santa Rita, Yoro, Honduras.

Los reclamos de una preocupada madre hondureña intentando persuadir a su hija de 15 años de que se alejara de las pandillas hicieron que esta le quitara la vida de varios balazos e hiriera a un primo de 13 años.

La víctima es Enid Marlem Rodríguez Canales (50), quien falleció instantáneamente al recibir varios disparos de manos de la quinceañera.

En el ataque se salvó de milagro Hernán Bonilla, padre adoptivo de la agresora, al no dispararse el arma de fuego.

Según el informe policial, eran casi las 11:00 pm del lunes cuando las detonaciones de un arma de fuego interrumpieron la tranquilidad del hogar de la familia Bonilla Canales y despertaron a los vecinos en el barrio Municipal de Santa Rita, Yoro.

Los gritos de angustia de un niño, padre y esposo dentro de la casa eran aterradores, pues estos luchaban con una enfurecida quinceañera, quien acababa de quitarle la vida a la mujer que legalmente era su tía, pero quien la había adoptado como su hija desde que esta tenía seis meses de vida.

La jovencita, armada con una pistola calibre 3.80, les apuntaba a su padre adoptivo y a su primo, amenazándolos con matarlos.

Pero pudo más la valentía del muchacho de 13 años, que sacó fuerzas de flaqueza y se abalanzó sobre su prima. Esta, como fiera enfurecida, apuntaba a todo lo que se movía dentro de la vivienda.

En el forcejeo, el arma se disparó en varias ocasiones y el menor recibió dos heridas y cayó al piso.

Según la narración de los sobrevivientes, la quinceañera recogió el arma y trató de dispararle a su padre adoptivo. Para suerte de este, la pistola ya no tenía balas y de esa manera logró salvarse. La joven, que luego del hecho intentó huir, fue capturada por vecinos que al escuchar los disparos llegaron al lugar para auxiliar a las víctimas. El niño fue trasladado de emergencia al hospital público de El Progreso. La muchacha fue llevada en una patrulla de la Policía Preventiva a El Progreso, donde ayer fue puesta a la orden de los tribunales de justicia para que pague por su delito.

Vivo de milagro

Mientras esperaba ser llevado al quirófano del hospital progreseño, el menor relató: “Todo comenzó cuando mí tía le quitó el celular a ella y me dijo que le leyera todos los mensajes que en tenía en él porque sospechaba que andaba en cosas malas y con gavillas. Durante varios minutos, mi prima le pidió que se lo diera, pero mí tía no le hizo caso y le seguí leyendo el contenido. Ella insistió en que se lo diera y ya molesta y llena de cólera entró varias veces al cuarto donde creemos que tenía escondida la pistola”.

El adolescente, con voz entrecortada y los ojos llorosos, dio gracias a Dios de que la pistola se quedó sin proyectiles y así pudieron quitársela a su prima, con quien se habían criado como hermanos.

“No esperábamos eso. Ella ya se había ido al cuarto y solo regresó a dispararle a la tía. Cuando encendimos la luz ya la miramos tirada en el suelo. Pero estaba muerta”.

Recordó que unas horas antes había visto a su prima platicando con un sujeto afuera de la casa y pudo ser allí donde a ella le entregaron el arma que luego escondió.

Ayer por la tarde, el adolescente fue llevado a la sala de quirófanos, donde fue operado por los médicos.

Conmoción y dolor

La fallecida era una mujer muy querida y luchadora en Santa Rita. Como parte de esos esfuerzos y tratando de superarse recientemente había logrado culminar el sexto grado en un programa de educación de adultos.

Su victimaria, la niña a la que crió como su hija, fue reina de la feria patronal de Santa Rita en 2011 y entregó cetro y corona el año pasado.

Parientes cercanos a la familia detallaron que la joven cursaba hasta 2012 el plan básico en el instituto Gabino Vásquez, de esta localidad, donde era una excelente alumna.

En 2013 no siguió estudiando por decisión propia y comenzó a salir a cualquier hora sin autorización de sus padres. Eso generó constantes reclamos, pero ella no atendió los ruegos. “Lamentamos lo ocurrido. Nunca imaginamos que aquella chiquitina que hace muchos años corría y había llevado alegría a ese hogar le quitaría la vida a la que le ayudó a crecer hasta convertirse en una bonita jovencita”, lamentaba un cuñado de la fallecida. Victoria Montoya, abuela del menor, dijo que su nieto ha crecido en ese hogar y nunca se había presentado problema alguno, “ellos son una linda familia y no se merecen lo que les ha pasado”, lloraba.

Las investigaciones

Al conocerse el hecho, un equipo de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) comenzó a trabajar en el caso y ayer por la tarde lograron apresar a un hombre, supuestamente responsable de entregar el arma; se le sindica de ser el novio y estuvo interno en el presidio de Comayagua.

“Ya tenemos al principal sospecho de dar la pistola a la muchacha. Las investigaciones nos indican que podría estar ligado a una pandilla de ese lugar”, dijo un agente.

La Policía informó que este día por la mañana, la quinceañera y su presunto cómplice serán puestos a la orden de los tribunales de justicia para que determinen su suerte. También se conoció que al parecer la menor tiene varios meses de embarazo y que eso pudo ser una de las causas de que la discusión terminara en un asesinato. El hecho tiene consternados a los habitantes de Santa Rita, pues es la primera vez que en esta localidad se da un hecho de este tipo.

Las autoridades suponen que el suceso podría haber sido planificado por los miembros de la pandilla a la que la quinceañera pertenece. Uno de los requisitos para pertenecer a la mara podría ser que sus miembros maten a miembros de sus familias.

Antecedente

Un hecho similar a la tragedia en Santa Rita, Yoro, ocurrió en noviembre del año pasado en el barrio Buena Vista, municipio de Siguatepeque, Comayagua, donde una quinceañera en complicidad con su novio asesinó a puñaladas a su madre, Ana Brenda Bodden Guzmán.

La joven confesó su crimen y declaró que lo planificó porque su progenitora se oponía al noviazgo que tenía con un compañero de colegio.

Los dos permanecen recluidos en dos correccionales distintas: la quinceañera, en el centro Sagrado Corazón, en Támara, y el joven de 17 años, en el Centro El Carmen, en San Pedro Sula.