17/04/2024
12:47 PM

Derechos Humanos protege a familia que huyó de pandilleros

La familia hondureña solicitará asilo en diferentes países.

San Pedro Sula, Honduras.

Los 16 integrantes de la familia hondureña llegaron anoche a Tegucigalpa donde el Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Conadeh, le está brindando la protección necesaria.

Las personas se trasladaron a un albergue capitalino que cuenta con fuerte presencia policial. En el transcurso del día, el grupo familiar irán a varias sedes diplomáticas con el fin de solicitar asilo político.

Uno de los integrantes de la familia dijo que en cada visita a las embajadas solicitarán 'nos pueda extender su mano generosa' y que ellos harán 'todo lo que vaya en beneficio de su familia'.

El padre de la familia afectada asegura no entender el por qué atraviesan esta angustiosa situación ya que por su profesión (constructor y pintor industrial) son gente humilde, 'uno se pregunta por qué le pasa estas cosas a uno' concluyó el señor que prefirió hablar en el anonimato.

Por los momentos la familia aún no recibe respuesta por la petición que han hecho de salir del país con protección.

Huyeron de Chamelecón por mareros

Solo sacaron su ropa. Todos los enseres quedaron en las viviendas que comparten en la colonia 15 de Septiembre de Chamelecón.

Una triste y apesarada familia integrada por 16 miembros huyó y buscó refugio en la Primera Estación de Policía ante las amenazas de muerte de parte de la pandilla 18, que tiene bajo su dominio varias colonias de ese sector.

La noche del miércoles, pandilleros acribillaron a Emerson Jair Portillo, quien era miembro de la familia que escapó y vivía en una de las casas que ahora quedaron desocupadas.

El joven regresaba de alabar a Dios en la iglesia Misión Evangélica Salem ubicada en la 10 de Septiembre, otra de las colonias donde los vecinos viven bajo el yugo de la pandilla, cuando fue atacado mortalmente por los antisociales. Su cuerpo quedó inerte frente a la puerta de su vivienda.

El pasado 6 de octubre, la madre de la víctima, Cristina Cuéllar Portillo (55) y su compañero de hogar Marco Reynaldo Martínez Montoya (43), también fueron asesinados frente al portón de la casa de su abuela.

“Mi sobrino era un muchacho trabajador, de familia, trabajaba en un bus que transportaba personal de una fábrica, no se metía con nadie. Él llegó de trabajar y se fue a la iglesia y cuando regresaba lo atacaron, de milagro no mataron al otro cipote que venía con él. Estábamos en la casa y escuchamos una tirazón y a los dos minutos llegó la hija de mi sobrino a decirme que habían matado a su papá”, contó un tío de Emerson.

Patullaje oportuno

El afectado además contó que luego de que los pandilleros le quitaron la vida a su pariente se escondieron en uno de los pasajes y pretendían introducirse a la vivienda de su madre, adonde dormían varios de sus hermanos y niños de entre dos y ocho años, para asesinarlos.

“Al escuchar los balazos salí de la casa e iba pasando una patrulla de la Policía Nacional, les grité, llegaron y los mareros salieron de donde estaban escondidos y salieron corriendo; pero ellos son astutos, porque hicieron otros disparos y la patrulla se fue a ver lo que pasaba y ahí creí que quedábamos desprotegidos y nos mataban”, contó.

El afectado quien también es predicador de una iglesia evangélica, comentó que los pandilleros se adueñaron de la casa de su hermana. “Como la vez anterior que la Policía capturó a varios y les decomisó armas de alto poder, solo tenían unas cuantas pistolas y creo que por eso no nos habían matado”.

La familia dejó atrás 27 años de su vida y ahora no tienen donde vivir, sus cosas las colocaron en el suelo de la posta policial. Su temor es tan grande que no quisieron salir de la estación de Policía a la oficina regional de Derechos Humanos a denunciar y pedir protección.

“No podemos salir de acá -de la posta-, si lo hacemos nos matan, nos han de estar vigilando. Hace años la colonia no era así, de un tiempo acá se ha vuelto terrible la situación”, dijo la abuela y madre de dos de las tres víctimas.

“La Policía estuvo con nosotros hasta que sacamos la ropa y los policías nos custodiaron”, dijo la señora.

Mientras una parte de la familia reclamaba el cadáver de Emerson en la morgue de Medicina Forense, otros descansaban en el suelo en la posta policial.

El tío de Emerson pidió asilo internacional. “Le pedimos al presidente Porfirio Lobo que nos ayude. Lo que queremos es que nos ayuden a salir del país porque nuestras vidas corren peligro. No tenemos donde ir y si regresamos a la casa nos van a matar”, dijo. Hasta anoche, los 16 miembros de la familia seguían refugiados en la posta.