Parado frente al altar donde velaron el cuerpo de su hijo, don Salvador Mejía Leiva relató los momentos de dolor por los que pasa con su familia luego de que policías supuestamente ultimaran a uno de sus hijos y a su mejor amigo.
La consternación prevalece entre los pobladores de El Portillo, Ocotepeque, donde la mayoría de los vecinos conocen pocos detalles sobre lo ocurrido la noche del domingo, cuando los jóvenes César Humberto Mejía Cartagena (25) y César Aroldo García (22) fueron ultimados de varios disparos.
Don Salvador y su esposa Rosadelia Cartagena, padres de César Humberto Mejía Cartagena, aseguraron que aún no logran comprender por qué mataron a su hijo. “Sabemos muy poco de lo que pasó esa noche. Sabemos que creen que policías lo hicieron, al menos eso es lo que dicen en las noticias”, aseguró el progenitor. Manifestó que los medios de comunicación lo han mantenido informado sobre las investigaciones en torno al doble crimen.
César Humberto y César Aroldo, ambos jóvenes dedicados a la agricultura, salieron de sus viviendas la tarde del domingo con rumbo al municipio de La Labor, ya que irían a la celebración de un cumpleaños.
“Recuerdo bien cuando vinieron los dos muchachos a decirme que iban a La Labor a dar una vuelta, que vendrían rápido del baile. Si no se hubieran entretenido allá, nada les hubiera pasado”.
Familiares, amigos y conocidos coincidieron en que los dos jóvenes eran inseparables desde niños, “comían del mismo plato, siempre estaban juntos y hace más del año empezaron a trabajar la tierra de un terrenito que tengo allá abajo”, relató el padre.
Los hechos
Investigaciones preliminares establecen que los jóvenes fueron perseguidos por cuatro agentes que iban en una patrulla policial y luego ultimados en la carretera internacional, a la altura de El Portillo, donde ambas víctimas residían con familiares.
Con temor, los vecinos de La Labor le dijeron a LA PRENSA que a eso de las 10:00 pm se escuchó una ráfaga de disparos en la carretera y que el pick up en que se transportaban los jóvenes era perseguido por una patrulla.
“Dicen que los tiros se oyeron arriba. Seguramente allí mataron a César Aroldo, pero los alcanzaron cuando cayeron en los baches de la carretera. Mi hijo no se parqueó enfrente de la casa, sino más abajo, para que no lo viéramos morir”, narró entre lágrimas don Salvador.
Los vecinos aseguran que, luego de la persecución, César Humberto detuvo el vehículo y lo aseguró con la emergencia. Supuestamente, la patrulla se instaló en la parte trasera.Posteriormente se bajó del vehículo y les preguntó a los que lo ultimaron “¿qué pasó?” y sin responderle le dispararon.
El vehículo quedó en la orilla de la carretera con varios disparos y las llantas punchadas. El cadáver de César Aroldo fue encontrado dentro del carro y su amigo quedó en la carretera, a unos metros del carro que conducía.
“No escuchamos nada por la noche. En la mañana nos avisaron y salimos a ver. Mi hijo estaba tirado afuera del carro, tenía un disparo en la sien y otro en la espalda”, contó entre sollozos el progenitor.
Don Salvador Mejía aseguró que en el lugar había al menos tres casquillos de bala, “dos eran de nueve milímetros y el otro era de Galil. Lo puedo decir porque conozco de armas.
No sabemos quién fue ni queremos acusar a nadie. Solo pedimos que haya justicia, que investiguen las muertes de estos cipotes, que no sea otro caso sin resolver, como acostumbran.
Eran buenos muchachos, trabajadores, no se metían con nadie. Nuestra familia y la César Humberto piden que haya justicia”.
Ante la justicia
Con el asesinato de los dos amigos parece repetirse la trágica historia de los dos jóvenes universitarios, Rafael Alejandro Vargas y Carlos David Pineda, quienes el 22 de octubre de 2011 fueron asesinados por varios policías.
Solo que, en esta ocasión, el brazo de la justicia alcanzó a cuatro policías acusados por un doble crimen. Los agentes que supuestamente participaron en el doble asesinato son Denis Alfonso Peña Duarte (29), soltero, originario de la aldea El Sunete, Santa Fe, Ocotepeque.
El otro agente es Wiliam Alexander Ramírez Gonzales (27), casado, originario de la aldea Azacualpa, Ocotepeque. Ambos, asignados a la jefatura municipal de San Marcos, Ocotepeque.
También se encuentran involucrados en el caso Juan Carlos Lorenzo Sánchez (27), originario de la aldea El Porvenir, Yamaranguila, Intibucá, y Héctor Orlando Díaz Dubón (28), unión libre, originario de Santa Rosa de Copán. Los dos, asignados a la jefatura municipal de San Francisco del Valle, Ocotepeque.
A todos ellos, el Ministerio Público (MP) los acusó de asesinato y abuso de autoridad. Los cuatro fueron puestos a la orden del Juzgado de Letras Penal de Ocotepeque, donde se celebró la audiencia de declaración de imputado.
El juez conocedor de la causa les notificó del requerimiento fiscal que les interpuso el MP y les concedió el derecho de rendir una declaración. Enseguida les impuso la medida cautelar de detención judicial, por lo que fueron remitidos a la granja penal de la localidad.
La audiencia inicial quedó programada para el viernes 1 de febrero. En ella, el Ministerio Público solicitará que se dicte auto de prisión contra los uniformados.
Según el Código Penal, el delito de asesinato tiene una pena de 20 a 30 años de prisión y el abuso de autoridad, de 3 a 6 años de cárcel. Según los hechos, el domingo 20 de enero, a las 11:00 pm, en El Portillo, Ocotepeque, los uniformados regresaban a San Marcos de Ocotepeque y observaron un vehículo estacionado, al que pretendieron requerir, pero los ocupantes, César García y César Mejía Cartagena, trataron de huir y fueron tiroteados, dice un comunicado del MP.
El hecho fue ocultado por las autoridades de la Policía Nacional. Seguridad se vio obligada a revelar el hecho (que se mantenía en secreto) por las presiones de sectores que amenazaron con revelarlo todo ante la prensa.
Las autoridades de la Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP) también investigan a los cuatro policías involucrados en el doble crimen.
En un comunicado oficial, dicha institución establece: “Luego de ser alertados de que cuatro policías asignados a la jefatura municipal de San Marcos, Ocotepeque, fueron detenidos por suponerlos responsables del asesinato de dos jóvenes, un equipo de operaciones de la Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial acompañó a las autoridades policiales de la zona para ponerlos a la disposición del Ministerio Público (MP)”.
Bonilla: No hay que satanizar a la Policía
Tegucigalpa. Juan Carlos Bonilla Valladares, director de la Policía Nacional, reaccionó molesto por los señalamientos de los actos criminales cometidos por miembros de la institución que dirige.
El oficial asistió la mañana de ayer a la ceremonia de instalación de la cuarta y última legislatura en el Congreso Nacional, donde fue abordado por periodistas al finalizar el evento.
“No vamos a negar que hay incidencia delictiva, pero no pueden negar que hay respuesta y vamos a seguir dando respuesta”, comentó el jefe policial.
Además pidió: “Que no se satanice a la institución por un hecho que se ha dado en una zona. Si se dio, no quiere decir que todos lo están haciendo”.
El director, al referirse a los policías acusados de cometer el doble asesinato la medianoche del domingo anterior, dijo que fueron remitidos en tiempo y forma al Ministerio Público y los juzgados competentes, mientras se les da tiempo a los mandos superiores de hacer audiencias y aplicar las sanciones administrativas que establece la ley.
En cuanto a la depuración de la Policía Nacional, aseguró: “Vamos a ser radicales porque ya lo tiene que saber cada uno de los policías, que no tengo compromisos con nadie más que con la sociedad hondureña y la institución”.
Los reporteros que lo entrevistaron continuaron con las interrogantes para Bonilla Valladares y en un momento manifestó que se le pregunta de manera dolosa sobre los actos delictivos cometidos por policías que trascienden a la opinión pública. “Tengo la responsabilidad de decir que no voy a dar declaraciones y con permiso.
No estoy molesto, pero les hablo de manera contundente y frontal, como estoy acostumbrado a hablar”.
Se informó que los Juzgados de lo Penal de Ocotepeque dictaron detención judicial contra cuatro agentes de la Policía Preventiva a quienes se les supone sospechosos del asesinato de dos personas.