“No quiero ver a mi hijo metido en esas bolsas amarillas”, gritaba en medio del llanto y del dolor la madre del transportista Francisco Javier López Dubón (40), quien ayer fue asesinado.
En dos semanas nueve conductores de buses han sido ultimados en el país, dos de ellos en el Valle de Sula en las últimas 24 horas. Este transportista se convirtió en una víctima más de la violencia e inseguridad que impera en el país y pasó a engrosar las estadísticas de muertes que quedan en la impunidad. El hecho en el que perdió la vida López Dubón ocurrió ayer a las 11:30 am en la 11 avenida, 28 calle de la colonia Montefresco. El transportista conducía el rapidito número 0052 con placas AAK-5630 de la Ruta 1, de su propiedad.
Personal del Ministerio Público levantó el cadáver hasta las 3:00 pm y lo trasladó a la morgue de Medicina Forense.
Los restos del transportista quedaron en la cabina del microbús y presentaba varios balazos en la cabeza, tórax y brazos.
Los técnicos de Inspecciones Oculares de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) recolectaron varios indicios, entre ellos tres casquillos de arma de fuego de calibre nueve milímetros en la cabina del rapidito. Según testigos, dos hombres que aparentaban esperar bus le hicieron señal de parada al ver que venía la unidad conducida por López Dubón y cuando este detuvo el vehículo para que lo abordaran le dispararon sin mediar palabra, para luego huir en veloz carrera. Afortunadamente ninguno de los pasajeros resultó herido.
Motorista tenía el día libre
Familiares de la víctima relataron que desde hace 10 años se dedicaba al transporte y que era dueño de 10 buses rapiditos, cinco en la Ruta 1 e igual número en la empresa Transuplán que cubre la ruta San Manuel-San Pedro Sula. Comentaron que el sábado es el día libre del conductor de la unidad en que se conducía y para que el microbús no estuviera sin trabajar él decidió manejarlo.
Agregaron desconocer las razones por las que le quitaron la vida puesto que no había recibido amenazas; además descartaron que el homicidio se deba a negarse a pagar el “impuesto de guerra”.
“Esta vez no lo asaltaron. Varias veces fue víctima de robo en el bus, pero nunca se opuso”, dijo un pariente de la víctima que por seguridad omitió su nombre.
Al momento que las autoridades reconocieron el cadáver, López Dubón portaba sus documentos personales y además se le encontró la suma de 23 mil lempiras en efectivo en billetes de 500. El occiso era originario de Choloma y residía en el barrio San Ramón de Villanueva.
