El gobierno estadounidense tuvo que salir este jueves al paso de una filtración de una ex alta funcionaria que acusa al subsecretario adjunto de lucha antidrogas, William Brownfield, de haber obstaculizado las pesquisas sobre un caso antidrogas en Honduras que se saldó con cuatro muertos.
'Las alegaciones en la prensa de que (Brownfield) obstaculizó una investigación en torno a un tiroteo en Honduras son falsas. Nunca se discutió si el incidente debía o no ser investigado, sino qué organización del gobierno iba a revisar' el asunto, aseguró a la AFP un portavoz del Departamento de Estado bajo anonimato.
En mayo de 2012 la persecución policial de una lancha en un río en un zona de narcotráfico hondureña se saldó con cuatro muertos.
Indígenas en la zona denunciaron que los muertos eran pescadores y personas que no estaban traficando en la zona del río Patuca, mientras que las autoridades aseguraron que en la operación se decomisó un importante alijo de cocaína.
La operación fue protagonizada por fuerzas hondureñas con la asistencia de agentes de la Administración antidrogas (DEA) estadounidense, según los reportes oficiales.
Medios estadounidenses reportaron que el helicóptero a bordo del cual se realizaron los disparos era de la DEA. La muerte de las cuatro personas desencadenó graves protestas en el área.
Una ex inspectora de alto rango del Departamento de Estado, Aurelia Fedensin, filtró recientemente a la prensa reportes internos sobre investigaciones que no rindieron fruto.
Según los memorándums, Brownfield no mostró una actitud cooperativa sobre esa investigación en particular.
Otros casos denunciados por Fedensin, ocho en total, que han despertado polémica son las acusaciones contra el actual embajador estadounidenses en Bélgica, que supuestamente habría solicitado servicios de prostitutas.
Un comité del Congreso ha pedido al Departamento de Estado que le informe sobre cuál fue el resultado de esas ocho investigaciones.
