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Un accidente truncó los sueños de Oscarito de ser arquitecto

  • 29 agosto 2016 /

Tela, Honduras.

Antes de perecer en aquel terrible accidente de tránsito, el pequeño Óscar López Gonzales había estado trabajando con sus compañeros de sexto grado en un proyecto que sería presentado en la feria científica de su escuela.

Su madre y abuelos maternos conservan en su casa del barrio Buenos Aires, de Tela, el mural del proyecto que los maestros y alumnos de la escuela Alfonso Milson dedicaron en su memoria el día que el trabajo fue presentado.

Profesores y escolares portaban en sus solapas listones negros, como señal de luto por la ausencia del que fuera un alumno respetuoso, generoso, a quien nunca se le escuchó una mala palabra, dijo su profesor César Servellón.

El padre de Oscarito había muerto al accidentarse en su motocicleta en el centro de Tela cuando el niño tenía cinco años. Desde entonces su tía Dinora López, aunque vivía en otro sector de Tela, estaba pendiente de él y lo invitaba a pasear los fines de semana con la familia de ella.

Lo cuidaba como si fuera su madre, aunque también su verdadera mamá, Ana Gonzales, le daba mucho cariño y premiaba su buen comportamiento con atenciones y regalos.

El niño óscar López y su tía Dinora López de Flores.
La tragedia

El domingo 7 de agosto, el niño de 11 años partió de esta vida siguiendo a su padre Danilo López, junto a su tía Dinora, quien también pereció en el percance automovilístico sucedido en la carretera entre El Progreso y Tela.

El esposo de la señora Dinora, Maynor Flores, quien conducía el carro doble cabina, y dos niños hijos del matrimonio, se salvaron de morir, no obstante lo aparatoso del accidente.

Los esposos Flores, sus dos hijos y Oscarito estuvieron de paseo en San Pedro Sula ese domingo por la tarde. Fueron al cine y al regresar alegremente a Tela, el doble cabina se fue a meter prácticamente debajo de una rastra, que al parecer se les atravesó en la carretera.

Oscarito se había ido emocionado desde el viernes anterior a la casa de la familia Flores como casi todos los fines de semana.

Esta vez su tía tenía mayores razones para llevarlo de paseo, pues al día siguiente ella y sus dos niños irían a vacacionar por un mes a Estados Unidos.

Foto: La Prensa

Su madre Ana Gonzales y su último hijo.
Ella estaba feliz porque recién había terminado sus estudios en una universidad de San Pedro Sula y sus hijos habían salido con buenas notas de sus clases en una escuela privada. El premio era el viaje a Houston, pero el destino cambió los planes.

En un rincón de la casa de Oscarito quedó tirada la pelota con la que solía jugar en sus ratos libres en el centro polideportivo que está cerca de la vivienda.Su madre se muestra resignada porque dice que el niño vivió una infancia feliz, pues se dio gusto conociendo lugares a los que lo llevaba ella o su tía Dinora.

Uno de sus grandes anhelos era ser arquitecto. Así lo demostró cuando su maestro le pidió hacer un dibujo que reflejara lo que quería ser y él dibujó un edificio sacado de su imaginación.

La muerte le impidió presentar su proyecto científico llamado La bobina de Tesla que consiste en un pequeño transformador capaz de ionizar el aire y producir efectos tan curiosos como encender una bombilla “a distancia”, algo que por su aparente simplicidad parece magia. Sin embargo, su compañero Geovany Rosales tomó su lugar e hizo la presentación como lo hubiese hecho él, como si el estuviera en la escuela.