San Pedro Sula, Honduras.
Hasta ayer al mediodía, la bisabuela de la pequeña Alison Gonzales, quien también fue atacada por los perros, no sabía que la menor había fallecido.
El brazo izquierdo de Mélida Castillo (68) tuvo que ser amputado, ya que las heridas que le provocaron los rottweilers eran tan severas que hacían imposible una reconstrucción.
“Estaba lavando los biberones de la niña cuando escuché el ladrido de los perros. Pensé que le ladraban a la niña y me fui a traerla. Mi sorpresa fue que ya la estaban atacando en el suelo”, relató Mélida.
La señora añadió que lo único que pensó en ese momento fue proteger a la niña.
“Me les tiré a los perros y me puse encima de la bebé para que la dejaran en paz, y fue cuando se ensañaron conmigo. De ahí solo recuerdo que llegó la Policía Militar. No me podían quitar a los perros y tuvieron que matarlos . No sé qué voy a hacer ahora porque soy una señora muy activa y solo con un brazo no voy a poder hacer las cosas”.
Castillo aseguró que los perros no habían aguantado hambre porque su esposo, que también fue atacado por los canes, les había puesto comida antes de amarrarlos a las 6:30 am. “Los perros permanecían amarrados todo el día. Esto se hacía antes que mis hijos salieran de la casa para el trabajo.
No quiero volver a saber nada de perros”, enfatizó la señora.
Familiares que la cuidan en la sala de recuperación afirmaron que buscarán ayuda de un sicólogo para que le dé la noticia del fallecimiento de la niña a la bisabuela porque temen que entre en una crisis.
Atención Médica
Después del ataque, Castillo fue llevada al hospital Mario Rivas, pero los familiares decidieron trasladarla a un centro de atención privado.
“El cirujano vascular y los dos cirujanos plásticos del hospital expresaron que la amputación era la única opción que tenía la señora”, señaló Julia Sánchez, relacionadora pública del Rivas.
En el hospital privado, la valoración médica fue igual y la amputación del brazo izquierdo se realizó.
Hasta ayer al mediodía, la bisabuela de la pequeña Alison Gonzales, quien también fue atacada por los perros, no sabía que la menor había fallecido.
El brazo izquierdo de Mélida Castillo (68) tuvo que ser amputado, ya que las heridas que le provocaron los rottweilers eran tan severas que hacían imposible una reconstrucción.
“Estaba lavando los biberones de la niña cuando escuché el ladrido de los perros. Pensé que le ladraban a la niña y me fui a traerla. Mi sorpresa fue que ya la estaban atacando en el suelo”, relató Mélida.
La señora añadió que lo único que pensó en ese momento fue proteger a la niña.
“Me les tiré a los perros y me puse encima de la bebé para que la dejaran en paz, y fue cuando se ensañaron conmigo. De ahí solo recuerdo que llegó la Policía Militar. No me podían quitar a los perros y tuvieron que matarlos . No sé qué voy a hacer ahora porque soy una señora muy activa y solo con un brazo no voy a poder hacer las cosas”.
Castillo aseguró que los perros no habían aguantado hambre porque su esposo, que también fue atacado por los canes, les había puesto comida antes de amarrarlos a las 6:30 am. “Los perros permanecían amarrados todo el día. Esto se hacía antes que mis hijos salieran de la casa para el trabajo.
No quiero volver a saber nada de perros”, enfatizó la señora.
Familiares que la cuidan en la sala de recuperación afirmaron que buscarán ayuda de un sicólogo para que le dé la noticia del fallecimiento de la niña a la bisabuela porque temen que entre en una crisis.
Atención Médica
Después del ataque, Castillo fue llevada al hospital Mario Rivas, pero los familiares decidieron trasladarla a un centro de atención privado.
“El cirujano vascular y los dos cirujanos plásticos del hospital expresaron que la amputación era la única opción que tenía la señora”, señaló Julia Sánchez, relacionadora pública del Rivas.
En el hospital privado, la valoración médica fue igual y la amputación del brazo izquierdo se realizó.
