San Pedro Sula, Honduras
Les dijo a sus parientes que se iría a vivir con su exmarido, pero dos meses después fue reconocida por sus parientes, entre los cadáveres de Medicina Forense.
La víctima fue identificada como Esperanza Lara (30), ella trabajaba en el área de aseo del hospital público de Lempira.
Su padre manifestó que el 8 de marzo, Lara le envió un mensaje a una pariente, diciéndole que estaba pensando en irse a vivir con su exmarido, y desde entonces no volvieron a saber nada de ella.
“Hace cuatro días nos dimos cuenta que Esperanza estaba en la morgue de San Pedro Sula, no podíamos creerlo, porque según nosotros estaba viviendo con su expareja, quien es amigo de la familia, por lo que fuimos a buscarlo y nos dimos cuenta que él no la había visto porque estaba conviviendo con otra mujer”, explicó un pariente. La familia supone que Lara fue raptada por otras personas que la obligaron a mandar ese mensaje y que ese mismo día la asesinaron hasta dejarla decapitada y abandonaron su cuerpo a orillas de la carretera que de Lempira conduce a Copán. Lara era madre de dos niñas de 6 y 10 años, quienes viven con sus abuelos en Gracias, Lempira.
