Santa Bárbara, Honduras.
Su pobreza no le permitió darles un sepelio digno a su esposo y sus dos hijos de ocho y siete años que fueron asesinados el lunes pasado en una finca en la aldea Monte Verde, Santa Cruz de Yojoa. Una patrulla policial trasladó a Bernarda Paz, de Santa Bárbara a San Pedro Sula, para que reclamara los cuerpos de su compañero de hogar, Santos Ángel Bautista (52) y sus hijos Ángel Antonio y Javier Rolando Bautista Paz.
La mujer apenas cargaba una bolsa con la cédula de su marido y las partidas de nacimiento de sus niños.
Cuando supo que necesitaba ataúdes y ropa para poder llevárselos se preocupó aún más, debido a que en su monedero solo llevaba 50 lempiras. Entre el llanto relató su tragedia a los periodistas que se encontraban en el lugar, y luego de que los comunicadores realizaran llamadas a políticos pidiendo ayuda para la señora, a la morgue llegaron tres ataúdes, tres mudas de ropa y hasta una bolsa con provisión.
Una patrulla de Fusina se encargó de trasladar a doña Bernarda y los cuerpos a Santa Bárbara, donde el alcalde le donó un predio en el Cementerio General para que enterrara a sus deudos. Al lugar llegaron a las tres de la madrugada del jueves y a esa hora los agentes bajaron los cuerpos en el camposanto, debido a que no había una lugar para velarlos.
Doña Bernarda junto a sus dos hijas, se quedaron en el cementerio hasta el amanecer y unos vecinos les ayudaron a excavar la fosa.
Finalmente, el jueves a eso de las 6:00 pm, la señora logró enterrar a su esposo e hijos, quienes fueron asesinados por Francisco Guerra, un guardia de la finca en que trabajaban. El individuo, quien está preso en el presidio sampedrano, confesó que los mató porque le caían mal.
Su pobreza no le permitió darles un sepelio digno a su esposo y sus dos hijos de ocho y siete años que fueron asesinados el lunes pasado en una finca en la aldea Monte Verde, Santa Cruz de Yojoa. Una patrulla policial trasladó a Bernarda Paz, de Santa Bárbara a San Pedro Sula, para que reclamara los cuerpos de su compañero de hogar, Santos Ángel Bautista (52) y sus hijos Ángel Antonio y Javier Rolando Bautista Paz.
La mujer apenas cargaba una bolsa con la cédula de su marido y las partidas de nacimiento de sus niños.
Cuando supo que necesitaba ataúdes y ropa para poder llevárselos se preocupó aún más, debido a que en su monedero solo llevaba 50 lempiras. Entre el llanto relató su tragedia a los periodistas que se encontraban en el lugar, y luego de que los comunicadores realizaran llamadas a políticos pidiendo ayuda para la señora, a la morgue llegaron tres ataúdes, tres mudas de ropa y hasta una bolsa con provisión.
Una patrulla de Fusina se encargó de trasladar a doña Bernarda y los cuerpos a Santa Bárbara, donde el alcalde le donó un predio en el Cementerio General para que enterrara a sus deudos. Al lugar llegaron a las tres de la madrugada del jueves y a esa hora los agentes bajaron los cuerpos en el camposanto, debido a que no había una lugar para velarlos.
Doña Bernarda junto a sus dos hijas, se quedaron en el cementerio hasta el amanecer y unos vecinos les ayudaron a excavar la fosa.
Finalmente, el jueves a eso de las 6:00 pm, la señora logró enterrar a su esposo e hijos, quienes fueron asesinados por Francisco Guerra, un guardia de la finca en que trabajaban. El individuo, quien está preso en el presidio sampedrano, confesó que los mató porque le caían mal.
