TEGUCIGALPA.
En la residencial Palma Real, de Comayagüela, agentes antimaras capturaron a un supuesto cabecilla de la mara Salvatrucha que desde esa zona dirigía operaciones de extorsiones y venta de droga.
La operación de la Fuerza Nacional Antimaras (Fnamp) fue coordinada por el equipo fiscal contra el microtráfico de drogas que ayer en la mañana allanaron la vivienda del supuesto líder de mara.
Al ingresar en el inmueble, el sujeto identificado como Arnold Gabriel Donaire Valdez, alias el Español, se enfrentó a tiros con los agentes y resultó con una herida en una pierna. Lo llevaron al Hospital Escuela para atención.
Dentro de la vivienda también estaba Fanny Lizeth Velásco, alias la Necia, compañera de hogar de Donaire Valdez, y a quien sindican como miembro de la estructura criminal y encargada de algunas actividades criminales.
En la propiedad adonde residía Arnold Gabriel Donaire Valdez y su mujer decomisaron varios paquetes de marihuana.
Parte de la droga estaba en unas mochilas que tenían un logo de un empresa de envios a domicilio, la cual utilizaban para despistar a las autoridades y poder distribuir el alucinógeno en motocicletas.
Además decomisaron armas de fuego y vehículos que serán parte de las evidencias analizadas para determinar si fueron utilizados en hechos delictivos.
Grupo
Las autoridades de la Fnamp informaron que Arnold Gabriel Donaire Valdez tiene más de 10 años de pertenecer a la mara Salvatrucha, adonde se ha convertido en uno de los cabecillas a nivel nacional.
Indican que la MS-13 ha establecido una jerarquía denominada La Mesa que integran 13 cabecillas y toman decisiones para cometer crímenes, extorsiones, tráfico de armas y venta de drogas.
La operación contra el supuesto cabecilla se extendió hasta en horas de la tarde, pues los agentes inspeccionaron minuciosamente la vivienda en busca de evidencias.
La agencia antimaras dijo que la captura de uno de los 13 cabecillas de la mara se deriva de varias semanas de trabajos de inteligencia y investigaciones para lograr apresar a los que dirigen la estructura criminal.
Esos cabecillas se refugian en residenciales exclusivas para no levantar sospechas de sus actividades ilícitas.
